El Plan de Infraestructuras Viarias de Extremadura me parece bastante completo y que atiende a las prioridades de desarrollo regional, corrigiendo algunas deficiencias de accesibilidad varias áreas situadas en posición más remota o marginal (las zonas de frontera con Portugal y otras provincias limítrofes, áreas montañosas como las Villuercas-Ibores o la sierra de Gata y parte de la Vera), así como en otras centrales de la penillanura cacereña. En este último ámbito, resulta especialmente relevante la actuación sobre la carretera de Cáceres a Miajadas, dado el aumento de IMD (intensidad media diaria), con tramos que superan los 5.000 vehículos diarios, al comunicar la capital cacereña con las Vegas del Guadiana.

También es relevante la actuación sobre la carretera de Don Benito-Villanueva a la Serena, pues es una de las zonas hasta ahora más marginada en infraestructuras, siendo un área de bastante población y con conexión hacia Andalucía. No obstante, esta última intervención se la podría haber ahorrado la Junta de Extremadura si el Gobierno central hubiera construido la Autovía del Levante por el sur y no haber buscado excusas de todo tipo para no comenzar las obras de esta infraestructura por el momento.