España cuenta desde marzo del 2005 con un nuevo instrumento en la lucha contra el terrorismo. Se trata del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, un documento aprobado por el Ministerio del Interior con un único objetivo: combatir el terrorismo, tanto de ETA como internacional.

Este plan establece tres niveles de alerta que se activan en función del riesgo que existe en cada momento. Así, durante el Nivel 1 --el que está activado durante las épocas de bajo riesgo-- las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se centran en la vigilancia de los lugares de afluencia masiva de personas, los medios de transporte y los considerados objetivos estratégicos.

Refuerzo operativo

Cuando se pasa al Nivel 2 los agentes proceden a un reforzamiento operativo de estas medidas de vigilancia y control, como ocurre en estos momentos. Por último, el nivel 3, o de máximo riesgo, añade la activación de los dispositivos de control y detección por parte de los cuerpos especializados, así como la colaboración de las Fuerzas Armadas.

Para hacerse una idea de lo que supone cada uno de los niveles basta ver en qué situaciones se activan. Por ejemplo, el nivel 2 se activó en la primera quincena de febrero debido al inicio del juicio del 11-M.

Ahora, tras los últimos atentados en Argelia y Marruecos y las amenazas nada veladas de Al Qaeda contra España, Interior ha ordenado que se refuercen las medidas activadas desde entonces, con lo que se está en una especie de nivel 2 alto . Mientras, el nivel 3 se activó tras los atentados del 7-J en Londres, que pusieron en alerta a toda Europa.