Decenas de miles de feligreses polacos se congregaron ayer dentro y fuera del santuario de la Divina Misericordia, en Lagiewniki, cerca de Cracovia (Polonia), para expresar su dolor y elevar sus oraciones por el eterno descanso del papa Juan Pablo II. El centro religioso fue inaugurado por el Pontífice hace tres años, en su última visita a la ciudad donde vivió cuatro décadas de su vida y donde, desde que se supo su muerte, se han dado cita compatriotas llegados de todos los rincones del país.

El fallecido Papa era especialmente querido en Cracovia, donde las campanas de la catedral repicaron el pasado sábado durante 25 minutos para anunciar el tránsito "para una nueva vida, no por la muerte", dijo el arzobispo Franciszek Macharski.

La bandera polaca, roja y blanca, fue colocada ayer con un crespón negro en casi todas las casas de la capital secreta de Polonia, donde la gente excedió la capacidad de las iglesias cuando se aglomeró para expresar su dolor. "Nos hemos quedado sin padre