Rodeados por una docena de banderas norteamericanas y británicas, sincronizados en movimientos y palabras, George Bush y Tony Blair, ofrecieron ayer una nueva demostración de aparente unidad, tanto en la guerra como en la reconstrucción de Irak. En el castillo de Hillsborough, a una veintena de kilómetros de Belfast, Bush y Blair se esforzaron por disipar cualquier sombra de discrepancia, señalando en un comunicado conjunto que la ONU "jugará un papel vital", en la reconstrucción de Irak.

Ninguno de los dos precisó sin embargo en detalle el cometido de esas tareas y su declaración difícilmente podrá contentar las inquietudes de países occidentales como Alemania, Francia o Rusia. "Haremos todo lo posible para establecer lo antes posible una autoridad gubernamental interina competente, integrada por iraquís, que viven fuera y dentro del país", afirmó Bush. "Esa autoridad estará en pie hasta que un gobierno permanente pueda ser elegido por la gente de Irak", indicó el presidente de EEUU.

APOYO INTERNACIONAL

"Reconstruir Irak requerirá el apoyo y la experiencia de la comunidad internacional. Nos comprometemos a trabajar con las instituciones internacionales, incluida la ONU, que va a tener un papel vital en esta tarea", añadió el dirigente estadounidense.

Las palabras de Bush fueron una deferencia hacia Blair, que siempre ha defendido la importancia del papel de la ONU. Pero cuando los periodistas exigieron más precisiones sobre el cometido exacto de la ONU, el jefe de la Casa Blanca habló solamente de tareas humanitarias, sugiriendo que la autoridad interina podría ayudar "en el progreso" de Irak. Ni Bush ni Blair, tras este su tercer encuentro en menos de un mes, evocaron la necesidad o el deseo de una resolución del Consejo de Seguridad que legitime el proceso de transición.

Ayer llegó al puerto iraquí de Um Qasar un primer equipo de la futura Administración civil norteamericana, integrada por una veintena de personas. El grupo, cuya misión inicial es el diálogo con la población y los líderes locales, trabaja bajo las órdenes del general retirado americano Jay Garner, un hombre con intereses en la industria armamentística, quien rendirá cuentas al comandante de las tropas estadounidenses, Tommy Franks.

El plan de paz para Oriente Próximo también fue evocado en la reunión de Hillsborough. El presidente norteamericano se comprometió a trabajar para sacar adelante el difícil proyecto y aseguró estar complacido con la elección de Mahmud Abbas como nuevo líder palestino.