EEUU trató ayer en vano de convencer al Consejo de Seguridad de la ONU de que "ha llegado el momento de pensar en consecuencias serias, como las previstas en la resolución 1441" para hacer que Irak se desarme por la fuerza y descalificó los últimos pasos dados por Bagdad para cooperar con los inspectores, por ser "trucos con los que está jugando con nosotros", según sostuvo el secretario de Estado, Colin Powell. Estas declaraciones fueron acogidas con un escepticismo general por el órgano ejecutivo de la ONU, que acababa de escuchar el informe de los jefes de las inspecciones, Hans Blix y Mohamed el Baradei.

Con gran firmeza y mirando a la cara de sus colegas, particularmente al ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, Powell recalcó que "debemos mantener la amenaza de la fuerza" y añadió que "en un futuro muy cercano" el Consejo tendrá que plantearse si usarla, aunque sea "el último recurso". A tal fin, Washington tiene ya cerca de 150.000 soldados en los alrededores de Irak y dos destacamentos de fuerzas especiales dentro de ese país.

Powell insistió en que "no podemos permitir que el proceso se alargue interminablemente" y rechazó de plano la propuesta francesa, apoyada por la gran mayoría del Consejo, de que se refuercen las inspecciones, como vía pacífica para conseguir el desarme. "Lo que necesitamos es cooperación incondicional, activa y completa de Irak", recalcó.