ETA ha alterado todo el escenario de la política terrorista. De ahí la reticencia de Rajoy al analizar el alto el fuego anunciado por la banda terrorista. Desde ayer, ya no vale desgastar al Gobierno con el terrorismo, porque la opinión pública es consciente de que se ha iniciado un proceso que requiere ninguna frivolidad y mucha responsabilidad. La frialdad del líder del Partido Popular al acoger la noticia es comprensible. Los conservadores no pueden eliminar de un plumazo toda la demagogia vertida en años, ni desguazar su convicción de que con la organización terrorista sólo vale el aniquilamiento policial y judicial. Necesitan tiempo --y voces internas, como la de Gallardón o la de Matas-- para admitir que la política es una vía para acabar con la violencia y la fuerza que tiene la unidad de los demócratas. De momento, Rajoy ha tendido la mano a Zapatero. Y eso, en el PP, es un gran cambio.