Mariano Rajoy cerró ayer una nueva dirección del PP diseñada a su imagen y semejanza: equilibrada pero previsible, sin grandes sorpresas. De los 49 miembros del comité ejecutivo nacional, 16 son nuevas incorporaciones, lo que representa una renovación del 32%. O, lo que es lo mismo, la continuidad de siete de cada 10 dirigentes de la era de José María Aznar. La otra peculiaridad de la cúpula popular es que, sin alcanzarla, al menos roza la paridad: 26 hombres y 23 mujeres, si bien sólo tres de ellas tendrán poder efectivo.

En la partida entre la renovación y el continuismo, el segundo ganó al fin por goleada. No sólo porque casi toda la vieja guardia del aznarismo seguirá al frente del partido --desde el nuevo secretario general, Angel Acebes, hasta Javier Arenas, pasando por Jaime Mayor Oreja y Federico Trillo--, sino porque algunos de los fichajes de Rajoy no son sino exaltos cargos del Gobierno que carecían de responsabilidades orgánicas en el PP. Estos últimos son los casos de Miguel Arias Cañete e Ignacio Astarloa.

Arias Cañete, exministro de Agricultura salpicado por la crisis de las vacas locas, fue propuesto por Rajoy como uno de los seis secretarios ejecutivos que ejercerán de portavoces del partido. El congreso del PP elegirá hoy a Cañete como portavoz de Economía, y el de Seguridad y Justicia será Astarloa, exnúmero dos de Acebes en Interior. Los otros cuatro portavoces serán Sebastián González (Organización); Gabriel Elorriaga (Comunicación); Ana Pastor (Política Social); y Soraya Sáenz de Santamaría (Política Autonómica).

De los 40 vocales, 13 se incorporan por primera vez a la dirección del PP. Los más destacados son el controvertido alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, e Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y afín a Esperanza Aguirre.

CARGOS ORGANICOS Tras suprimir las vicesecretarías que creó Aznar, Rajoy ha premiado a quienes las ocuparon con cargos orgánicos, y ha hecho lo propio con algunos antiguos compañeros del Gobierno.

Salvo Rodrigo Rato, afincado en Washington como director del FMI, los exvicesecretarios han sido recompensados: Arenas, con la presidencia del Comité Electoral; y Mayor Oreja, con una vocalía. El exministro Trillo, cuestionado por el caso Yak-42 , seguirá presidiendo la Comisión de Derechos y Garantías, y la comisaria europea Loyola de Palacio presidirá el Consejo de Política Exterior. También Aleix Vidal-Quadras seguirá en el puente de mando.

Quien no ocupará ningún cargo orgánico será Josep Piqué, presidente del partido en Cataluña. Durante los preparativos del congreso, fuentes del PPC aventuraron que Piqué, debido a su sintonía con Rajoy, iba a ganar poder en Madrid. Al fin no ha sido así.

La crisis del PP gallego también tuvo ayer su reflejo en la confección del nuevo comité ejecutivo nacional. En un claro aviso a la facción rebelde, encabezada por el presidente de los conservadores en Ourense, José Luis Baltar, Rajoy situó en la cúpula del partido a los dos vicepresidentes de la Xunta gallega recientemente nombrados por Manuel Fraga: Alberto Núñez y José Manuel Barreiro.