De cumplirse los vaticinios de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las precipitaciones descenderán entre un 10% y un 30% de media en las últimas décadas de esta centuria. La diferencia es más que significativa dependiendo de la época del año que se tenga en cuenta. En invierno, por ejemplo, la incertidumbre es mucho mayor, por lo que la horquilla estará entre un aumento y una disminución de las precipitaciones de un 20%. Sin embargo, en verano se calcula que habrá una disminución de las lluvias de un 30% a un 40%.

A nivel nacional, además del aumento de las temperaturas máximas de entre tres y seis grados, "las proyecciones de precipitación muestran una mayor dispersión de resultados. No obstante, aunque durante la primera mitad del siglo no existe una tendencia significativa en la precipitación de la España peninsular, sí existe una tendencia a la reducción de la misma en la segunda mitad del siglo XXI", se detalla desde la Aemet. De esta forma, para el último decenio de este siglo, las precipitaciones se situarían probablemente en una horquilla que iría de un 15% a un 30% menos respecto a las precipitaciones del periodo 1961-1990.

Esto no significa, según afirma el presidente de la Aemet, Ricardo García, "que vayamos a un clima desértico, sino que nos adentramos en un clima con menos precipitaciones y mas temperaturas, donde habrá más problemas para soportar el ciclo hidrológico actual", informa la agencia Efe.

A finales de este siglo, las temperaturas máximas habrán subido entre 3 y 6,5 grados centígrados en Extremadura, según las proyecciones efectuadas por la Aemet. Este incremento --previsto entre el 2071 y el 2100-- será algo superior al que se acumulará de media en España, que será de seis grados como tope, "al tratarse de una región continental. En las comunidades autónomas con mar, éste tiene un efecto amortiguador", aclara Ernesto Rodríguez, jefe del Area de Evolución y Modelización del Clima de la Aemet.

El auge de las temperaturas oscila, de nuevo, en función de cada época del año. Así, para dentro de seis décadas los veranos extremeños serán entre cuatro y ocho grados más calurosos, mientras que en los inviernos la subida será más suave, con elevaciones de entre dos y cuatro grados. Las temperaturas mínimas también tenderán al alza en menor medida durante esas tres décadas (de 2,5 a 5 grados más), por lo que la diferencia entre las temperaturas que se registren durante el día y durante la noche serán mayores.

García apuntó el pasado martes durante la presentación del informe que Madrid "alcanzará a finales de siglo las temperaturas actuales de Sevilla y Sevilla las temperaturas predominantes en la ciudad de Tucson (Arizona, EEUU), aunque esto no es irremediable si rebajamos las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero, como el dióxido de carbono".

Las proyecciones de temperaturas calculadas por la Aemet se han elaborado en comparación a las registradas durante el periodo 1961-1990, y han partido del supuesto de que no se tomen medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que implicaría que estas "siguieran creciendo a un ritmo parecido al actual", puntualiza Ernesto Rodríguez. Respecto al resto de variables que tienen influencia en la evolución del clima (población, fuentes de energía o modelos de consumo, entre otras), Rodríguez añade que se ha tomado "un escenario intermedio".