Dos semanas antes de que se cumpla el primer aniversario de la boda, llegó el anuncio del feliz acontecimiento. La Casa del Rey confirmó ayer, mediante un comunicado oficial, que los príncipes de Asturias esperan el nacimiento de su primer hijo para el próximo mes de noviembre. De un plumazo se desvanecieron todas las cábalas acerca de las supuestas dificultades para un embarazo no inducido, unos rumores que la pareja real aguantó durante meses con esforzado aplomo.

El bebé que tendrán los príncipes de Asturias será infante de España y se situará en el número dos de la línea sucesoria, tras su padre, Felipe de Borbón, y delante de su tía, la infanta Elena.

COMO SUS TIAS El niño o niña que nazca tendrá derecho al tratamiento de Alteza Real, privilegio del que disfrutan las hermanas del Príncipe, Elena y Cristina (al margen de los títulos nobiliarios que les concedió su padre, duquesa de Lugo y duquesa de Palma, respectivamente), así como las dos hermanas del Rey, Pilar y Margarita. Si Felipe accede al trono de España, su primogénito heredará el título de príncipe o princesa de Asturias, que va unido a la condición de heredero de la Corona (en caso de ser niña, será necesaria una reforma de la Constitución, para la que existe un amplio consenso). El título de heredero se ha aplicado hasta ahora en 35 ocasiones. Asimismo, el hijo de Felipe y Letizia podrá utilizar el resto de títulos que ostenta en la actualidad el príncipe de Asturias.

En el comunicado emitido en torno a las once de la mañana de ayer, los Reyes hicieron saber la gran alegría que les había procurado el embarazo de su nuera del que será el séptimo de sus nietos. Si todo va bien, Letizia será madre a los 33 años cumplidos. La noticia ha llegado después de varios meses de especulaciones y comentarios adversos. Desde un rumor acerca de una antigua ligadura de trompas de la princesa de Asturias, que le habría generado dificultades para engendrar, hasta insinuaciones calumniosas sobre un supuesto aborto anterior que habría sido inducido.

PROCESO NATURAL Como los imaginarios tratamientos a los que se habría sometido la pareja para garantizar su reproducción también fueron ampliamente aireados, en el entorno de la Casa Real se destacó ayer que el embarazo había sido natural.

Es más, últimamente se pronosticaba desde la Zarzuela que, tras cumplirse un año del enlace de la pareja, celebrado el pasado 22 de mayo en la catedral de la Almudena de Madrid, llegaría sin duda el anuncio del tan comentado embarazo.

Para salir al paso de tantos rumores, fuentes próximas a la Casa Real han señalado repetidamente que los Príncipes, como tantas otras parejas de su edad, habían preferido darse un tiempo para organizar su vida en común y disfrutar de su nueva situación antes de comprometerse a mayores responsabilidades como la llegada de los hijos.

Está previsto que la noticia del embarazo se inscriba próximamente en el Registro Civil de la Familia Real, en la medida en que afecta al rey de España y a su heredero. Ese registro especial está en el Ministerio de Justicia y su titular, Juan Fernando López Aguilar, es el que levantará acta de la nueva inscripción.

Antes de que la Casa del Rey divulgase el comunicado ayer por la mañana en el que anunciaba el estado de buena esperanza de la princesa de Asturias, Felipe de Borbón telefoneó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; al jefe de la oposición, Mariano Rajoy, y al presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín.