Controlar la introducción de especies invasoras es una tarea muy complicada, aseguran los especialistas, y más en un medio como el agua. Esta situación, entre otros factores, está provocando un importante crecimiento en la inmigración animal, un problema ante el que los expertos ya han dado la voz de alerta. Pero, ¿qué es una especie invasora y cómo llega hasta zonas tan alejadas de su lugar de origen?

Una especie invasora o alóctona es aquella ajena a la flora y fauna propia de un lugar determinado que llega a otra zona por mediación del ser humano. Mientras que en algunos casos las especies introducidas no son capaces de prosperar y acaban desapareciendo, otras se asientan con éxito y consiguen proliferar, convirtiéndose así en invasoras.

Pueden llegar de dos formas, intencionadamente o de manera accidental. De forma intencionada pueden ser introducidas con fines agrícolas, ganaderos, ornamentales, recreativos (mascotas) o para repoblar determinadas zonas. En otras ocasiones se producen introducciones accidentales o casuales.

El daño provocado por la proliferación de una especie invasora varía de una zona a otra, pero, actualmente, los científicos advierten que más de la tercera parte de las extinciones de aves y mamíferos que se producen en el mundo tienen como causa la introducción de especies extrañas en los ecosistemas.

Algunas especies, como el cangrejo rojo, constituyen habitualmente un grave problema y, en otros casos, como el ejemplo de la gambusia, el problema es tan sólo para algunas zonas. En este sentido, la falopia japonesa, que necesita mucha humedad, no provocaría muchos daños en Extremadura, mientras que en los ríos del País Vasco es una importante amenaza.

Para evitar todo esto los especialistas recomiendan no traer seres vivos cuando se viaja, utilizar especies autóctonas como plantas ornamentales, no comprar especies exóticas como animales de compañía y, si se hace, deben cuidarse y no ser abandonados. Además, ninguna especie exótica debe ser liberada en el medio natural.