Todos los representantes de los grupos políticos extremeños coinciden en resaltar la utilidad del Estatuto de Autonomía como instrumento de autogobierno, pero las discrepancias surgen a la hora de valorar cómo se han utilizado las posibilidades del texto normativo en estas dos décadas.

Así, Federico Suárez, vicesecretario regional del PSOE, explicó que el Estatuto "ha dado a la Junta un instrumento importante para transformar la realidad, el más importante que ha tenido nunca Extremadura". Suárez destaca que en este momento la región disfruta de niveles de autogobierno similares a los del resto de comunidades autónomas, y por encima del de muchos Estados federados.

En su análisis de los últimos 20 años, el dirigente socialista distingue dos etapas, una primera de consolidación de las instituciones regionales y reconocimiento de los ciudadanos de éstas como foros de representación, y una segunda "en la que estamos ahora", donde "ya se puede hacer política de verdad desde aquí". En este sentido, destaca las reformas estatutarias del 91, 94 y 99, que han permitido asumir competencias como Sanidad y Educación.

Respecto al futuro, Federico Suárez indica que sólo faltan por asumir las competencias en materia de Justicia, por lo que se puede decir que, en este apartado, se ha tocado casi techo. Ahora habría que abordar, a su juicio, la reforma del Senado, para que se convierta en una verdadera Cámara de representación territorial.

"No vale una mera reforma reglamentaria, como plantea el PP, sino que es preciso dotarla de otro sentido, como foro donde las comunidades autónomas puedan plantear directamente las cuestiones al Gobierno central, lo que evitaría muchos de los conflictos de competencias que ahora se mantienen", explicó.

SEGUNDA DESCENTRALIZACION

Por su parte, Carlos Floriano, presidente regional del PP, destaca que el Estatuto "ha acercado la toma de decisiones en cuestiones tan relevantes como Educación, Sanidad, impuestos o desarrollo económico, a los ciudadanos, lo que debería significar que las actuaciones sean más eficaces".

Llegados a este punto, Floriano apuesta por "una segunda descentralización", que suponga la cesión de competencias a los ayuntamientos "para profundizar en ese acercamiento al ciudadano".

Al mismo tiempo, el líder del PP asegura que la asunción de competencias "ha puesto en evidencia las debilidades de los responsables del Gobierno extremeño". Para él, hasta 1991 desde la Junta se incidió en el discurso "de ricos y pobres y del ´Madrid no me da".

A partir de ese momento, con la llegada de las transferencias más relevantes, "afloran problemas importantes a los que no se da respuesta, como las altas tasas de paro, la huida de titulados, el abandono de los pueblos, una Educación que arranca a los chavales de los pueblos y no lucha contra el fracaso escolar y, más recientemente, el incremento de las listas de espera en Sanidad y la utilización de la capacidad normativa para subir los impuestos".

Por eso, en su resumen de esta década de Estatuto de Autonomía, Floriano afirma que "se ha dado a Extremadura un instrumento de autogobierno muy importante, pero está en manos de gestores incompetentes".

IDENTIDAD REGIONAL

A juicio del coordinador regional de IU, Manuel Cañada, la andadura autonómica extremeña ha supuesto, como dato positivo, "el desarrollo de una identidad regional, así como un primer impulso, ya agotado, de intento de corregir los desequilibrios, con protagonismo del pensamiento de izquierdas".

En el debe de estos años, aparecen para Cañada cuestiones como que "el Estatuto se ha quedado a la izquierda de la política, desbordado y arrinconado, mientras aparecen como hechos diferenciales las tasas de paro diez puntos por encima de la media española, y el déficit democrático que supone la aparición del clientelismo, como heredero directo del viejo caciquismo".

AUTONOMIA FORMAL

Para Pedro Cañada, presidente de EU, "tenemos una autonomía formal, a la medida de partidos centralistas como el PSOE o el PP, y no de Extremadura". Así, para el dirigente regionalista "la Asamblea es un apéndice de la Junta, y no hay sensibilidad interna, porque la única diferencia con una dictadura es el origen democrático del poder".

Para Cañada "Ibarra se queda en los campanazos ", y, pese al crecimiento, "seguimos a la cola de España". Además, considera que "el centralismo de Madrid se ha cambiado por el de Mérida".