La palabra radioactividad no es nueva en Albalá y las siglas ATC tampoco. No es la primera vez que el municipio se convierte en posible objetivo del Almacén Temporal de Centralizado por parte de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). Sus pasadas experiencias con el uranio, un elemento que se convirtió durante años en fuente de riqueza del municipio con minas como La Carretona, El Gallo, Las Perdices, El Peñascal y Pozo Norte ya le puso en el punto de mira para acoger residuos nucleares con más reticencias que ahora. Estas minas, de las que se conservan pozos, se explotaron hasta la década de los 70 cuando se agotaron las vetas. Pero Enresa no cesó en sus predilecciones, y Albalá parecía estar entre ellas. En el 2005 la empresa manifestó su intención de realizar un estudio en la zona para comprobar la viabilidad del cementerio nuclear. Tras conocerse esta intención, la Mancomunidad de Montánchez, que agrupa a una veintena de municipios, lideró rápidamente una corriente de "rechazo total a cualquier posible instalación de este tipo en nuestra comarca" que surtió efecto.

Pero ahora Albalá, no parece repeler tanto esta idea. Quizá las pasadas experiencias en la extracción de uranio le hace unirse sin prejuicios a la carrera por el cementerio nuclear.