Año 1945: tras la visita de Franco a la provincia de Badajoz, el general y Gobernador Civil Joaquín López Tienda inició un detallado estudio para poner al corriente al Caudillo de la desastrosa situación en la que por entonces, se encontraba la provincia. La agricultura no obtenía de la tierra la producción que sus características permitían a pesar de la extensa red fluvial; la carencia de infraestructura industrial era absoluta; no existían estudios mineros y la escasa red de comunicaciones impedía la explotación de toda la riqueza. El drama se agudizaba con las pésimas condiciones de vida de muchos pueblos, carentes de agua potable y con una más que deficiente red eléctrica y de telefonía.

El Gobierno de la dictadura apostó entonces por un paquete de soluciones para evitar lo que podía convertirse en un conflicto social, y que pasaba por transformar la provincia de Badajoz --más tarde también la de Cáceres, aunque en menor medida-- al servicio de la autarquía que se había instalado tras la Guerra Civil y que contemplaba no solo la transformación de la tierra, sino también la construcción de más de 60 asentamientos rurales en los que esos hombres que traerían el progreso agrario a Extremadura, deberían asentarse.

Año 2011: lejos de desaparecer y medio siglo después de ser concebidos, los pueblos de colonización de Extremadura han superado con mucho la existencia del régimen que los creó y el organismo que los materializó (el Instituto Nacional de Colonización). Todos han seguido su propia dinámica. Unos han languidecido lentamente pero otros han sabido adaptarse a los nuevos tiempos e incluso, desvincularse de esa actividad agrícola para la que fueron concebidos debido a la influencia de la industria, como ocurre con La Bazana (dependiente de Jerez de los Caballeros) y Siderúrgica Balboa. Algunos se han convertido en joyas del patrimonio arquitectónico y cultural del país, como son los casos de Vegaviana en Cáceres y Entrerríos en Badajoz. Los de mayor población, como Valdelacalzada, Rosalejo o Alagón han llegado a constituirse en municipios independientes y resto mantiene su estatus de entidad local menor o pedanía dependiente.

La evolución de todos ellos se recoge en el libro Pueblos de Colonización en Extremadura , editado por la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de la Junta y coordinado por los investigadores Rubén Cabecera y Sara Espina.