Carles Puigdemont respondió ayer al anuncio de concreción de las medidas del artículo 155 de la Constitución lanzado por Mariano Rajoy ocho horas antes. Puigdemont pidió al Parlamento catalán que convoque un pleno para debatir «el ataque» a las instituciones catalanas que suponen esas medidas y «actuar en consecuencia». Es decir, presumiblemente, declarar formalmente la independencia, aun cuando haya voces, incluso en su partido, que a buen seguro remarán para que el president convoque nuevas elecciones al Parlament. Fuentes del Gobierno catalán señalaron que se sopesa que dicho pleno tenga lugar el próximo viernes, simultáneamente con el del Senado que debe dar el visto bueno a las medidas de Rajoy. Y es que el Gobierno catalán sigue pendiente del relato externo, a la comunidad internacional, que se genera.

Una DUI antes de que se apruebe el plan de Rajoy vendría a dar la razón al Gobierno central, ya que, en la práctica, las medidas draconianas sobre el autogobierno entrarían en vigor después de la DUI, es decir, serían, en la sucesión de hechos, una reacción y no la causa de la DUI. La Mesa del Parlament decidirá el lunes.

VENTANA TEMPORAL / Y como hacer la DUI después de que entre en vigor, con la Generalitat intervenida y el Gobierno cesado, se antoja ilegal y harto imposible, la mejor opción es declarar la independencia en ese escaso lapso de tiempo que se abre entre la aprobación del Senado y su publicación en el BOE. «Lo que los catalanes decidieron en las urnas, el Gobierno trata de liquidarlo en los despachos», afirmó Puigdemont en su declaración institucional. Una idea sintética alrededor siempre del intento de trasladar que la actuación del Gobierno carece de impronta democrática. De hecho, en su alocución en inglés, especialmente dirigida a los estamentos y ciudadanos europeos, advirtió de que lo que se vive hoy en Cataluña puede reproducirse, si no se frena, en otros países del continente.

Puigdemont volvió a arremeter contra el jefe del Estado, Felipe VI. «No es la primera vez que, con ayuda del Rey [no este en concreto] se intenta cercenar el autogobierno catalán» lanzó Puigdemont, quizá con la anuencia de Alfonso XII al golpe militar de Miguel Primo de Rivera, en 1923, en la mente. El presidente catalán llamó a la ciudadanía a defender «pacíficamente» este autogobierno ahora que se encuentra en el «peor momento desde que Franco promulgara el decreto de abolición de la Generalitat». Una institución, esta, que, recordó, «es anterior a la Constitución de 1978» entre otras razones porque los presidents Lluís Companys, Josep Irla y Josep Tarradellas garantizaron su continuidad».

La previa de Forcadell / El mensaje de Puigdemont llego 90 minutos después del de la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell. La segunda autoridad civil catalana calificó las medidas de Rajoy de «golpe de Estado de facto» contra el Parlamento catalán con mayor «legitimidad de la historia reciente de Cataluña» (por la alta particicpación en el 27-S) y advirtió de que en ningún caso habrá un «paso atrás» del Parlament.

Aseveró que el «golpe de Estado» de Rajoy, se produce en un país miembro de la UE y que llega «tras siete años en los que los ciudadanos catalanes han sido regidos por un Estatut que no votaron». Forcadell apuntó que lo acordado por el Consejo de Ministros excede la Constitución, lo que, a su juicio, constituye una enorme paradoja: «Aquellos que se llenan la boca» con la Carta Magna «caen en la más flagrante de las ilegalidades».