Desde el 2008, las apuestas deportivas se han transformado radicalmente en España. Aquel año la Quiniela alcanzó unas ventas de 557,4 millones de euros y repartió 306,6 millones en premios, dejando el juego real en 250,8 millones. En el 2016, las ventas se situaron en menos de la mitad, 238 millones. «Las apuestas deportivas presenciales se han interiorizado en los hábitos de los aficionados al deporte, igual que las ‘on line’, que además cuentan con un fuerte soporte publicitario a escala global», se esgrime en el ‘Anuario del juego’. «El nuevo modelo del fútbol basado en los derechos de imagen por retransmisiones favorece las apuestas y desplaza a la Quiniela como fuente de ingresos de los clubes», se apostilla.

En Extremadura las ventas de la Quiniela han caído un 36,6% desde el 2012. Ese ejercicio ascendieron a 7,4 millones. En el 2016, a algo menos de 4,7. Si se toma como referencia el 2008, lo gastado en la región ha perdido un 55,8% de su valor.