Tan solo unos minutos después de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara en la Moncloa los cambios en su Gabinete, salió a la palestra el líder de la oposición. Su objetivo era marcar cuanto antes el mensaje oficial para que sus compañeros de partido se ciñeran al mismo en las intervenciones públicas que tuvieran durante el día. "Cambian los músicos, pero lo que se necesita es un nuevo director de orquesta y una nueva partitura", afirmó Rajoy en el Congreso, negándose con un socorrido "yo no hablo de personas concretas" a hacer una valoración sobre los nuevos ministros. La metáfora de su jefe fue entendida perfectamente por los conservadores, que captaron que las directrices pasaban por minusvalorar la crisis gubernamental y centrar los ataques en la figura de Zapatero.

"A mí me hubiera gustado que el presidente, en vez de utilizar el artículo 100 de la Constitución que le reconoce la potestad para elegir a los miembros de su gobierno, hubiera hecho uso del 115, que le faculta para disolver las Cámaras", espetó Rajoy.

O sea, que haga lo que haga Zapatero (aunque sea dar la razón a la oposición que, desde hace meses, lleva reclamando una reducción de ministerios), su adversario seguirán dando por finiquitada la legislatura. Al menos, ante los micrófonos. Porque cuando no los hay, varios dirigentes del PP admiten que el camino emprendido por Zapatero demuestra "que se ha tomado en serio las encuestas" y "algunas de esas críticas que ha recibido en su propia casa".

En ese camino, los populares consultados destacan que el presidente se ha plegado a un pacto de legislatura con PNV y CC que no quiso al principio; que ha iniciado un plan para insuflar optimismo a la izquierda desencantada --también en su propias filas--; que ha logrado aprobar unos presupuestos en el peor momento del ciclo y que ha vitaminado el Gobierno y el partido.

EFECTO RUBALCABA "Zapatero despertó de su depresión y ha elegido a Alfredo Pérez Rubalcaba, el de Gürtel , el portavoz del final del felipismo, para que ponga en marcha la apisonadora y movilice el voto anti-PP", agregan algunas voces de los populares, a la vez que apuestan por no dar "excesiva publicidad" a la estrategia del PSOE y seguir cargando contra Zapatero y su gestión de la economía.

"Con Rubalcaba cambiará la forma de contar las cosas y de contratacar al PP, pero nada más. Hablará bien, pero tendrá que hablar de crisis y de paro, lo quiera o no", afirma otro dirigente conservador.