Cómo es posible que más de 110.000 personas estén en el paro en Extremadura, pero la mayoría de los temporeros que trabajan en Tierra de Barros sean extranjeros? La pregunta no es nueva. Hace ya varios años que la citada comarca extremeña recibe la llegada masiva de inmigrantes, sobre todo procedentes de Rumanía, para trabajar en la recogida de la uva y la aceituna. Actualmente, de hecho, son ciudadanos de la Unión Europea y no necesitan permiso de trabajo para acudir a esta cita. Pero este año, la noticia de la existencia en Almendralejo y otros pueblos de la zona de naves patera , donde se hacinan cientos de inmigrantes, ha coincidido con la de un nuevo récord de parados en la región: 110.179. Y la pregunta aflora una vez más: ¿cómo es posible?

Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo (de septiembre), de los 110.179 parados contabilizados en la región, 6.106 pertenecen al sector agrario. Solo en Tierra de Barros, hay 6.098 desempleados en total, de los que 347 pertenecen a la categoría de "agricultura", de acuerdo con las cifras del Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe). Pese a la petición de este diario, sin embargo, ningún responsable de este organismo pudo entrar a valorar estos datos.

Quienes sí lo hicieron fueron los sindicatos, que minimizan la presencia de temporeros extranjeros en la región. Según UGT, su afluencia ha disminuido con respecto a años anteriores, mientras que para CCOO su llegada a la región es prácticamente inexistente.

Para Nereo Ramírez, secretario de Acción Social de UGT, el fenómeno de las llamadas naves patera es "incomprensible con el número de parados" y está motivado por la crisis, que ha provocado "el aumento del trabajo irregular y de la economía sumergida"; algo que Ramírez estima "intolerable". "Los inmigrantes aceptan condiciones laborales inferiores" lo que conlleva a una "desprecio de la calidad del trabajo", lamenta.

Por su parte, Antonio Santiago Crespo, secretario de la Federación Agroalimentaria de CCOO destaca que "la Comisión Regional de Flujos Migratorios aprobó que ningún contingente extranjero llegara a trabajar este año a Extremadura", por lo cual, "si han venido y hay 2, 3 o 15 naves pateras son las Fuerzas de Seguridad del Estado y los ayuntamientos los que deben de actuar, y no el sindicato que no es competente".

¿FALACIA O REALIDAD? En cambio, para Bibiano Serrano, presidente de APAG Extremadura Asaja, esta situación es la consecuencia de "una realidad social que ni la administración ni los sindicatos reconocen: la gente no quiere trabajar en el campo". Una postura a la que se opone radicalmente el sindicalista de CCOO, considerándola "una falacia y una falta de respeto. Los desempleados lo que desean es trabajar". Sin embargo, explica que para un parado de Navalmoral, por ejemplo, trasladarse a la vendimia a Tierra de Barros no es viable.

Sin embargo, Serrano recuerda que en el pasado mes de agosto la afiliación de trabajadores extranjeros en Extremadura aumentó en 2.000 personas con respecto al año anterior. "¿Por qué? Porque los españoles están todos trabajando", ironiza Serrano, quien apunta que "si das de alta a alguien no es para que esté tocando la gaita".

Respecto a las condiciones de trabajo, el dirigente agrario defiende que "el empresario se limita a cumplir escrupulosamente lo que establece el convenio del campo". En relación a este asunto UGT también aboga por el cumplimiento estricto de los convenios del sector, algo que el propio sindicato, explica Ramírez, está dispuesto a urgir ante la administración de trabajo competente.

Apag Extremadura Asaja, por su parte, ya ha lanzado esta recomendación: "es lo que estamos aconsejando: respetar por supuesto los derechos de los trabajadores y cumplir el convenio del campo", comenta su presidente. Pero en cuanto al alojamiento de los temporeros, apostilla que "el empresario no tiene ninguna obligación de darles alojamiento", así como que "cada uno puede hacer en su nave o en su casa lo que considere conveniente".