Al margen de que una reciente encuesta revelase que la mayoría de la población lusa no vería con malos ojos la integración en un solo estado entre Portugal y España, las propuestas que ayer sobrevolaron por Cáceres versaban sobre uniones a menor escala: el hermanamiento de localidades y ciudades extremeñas y portuguesas para crear nuevas eurociudades .

Ese fue el mensaje transmitido por el presidente de la Junta, Rodríguez Ibarra, quien afirmó que España, y dentro de ella Extremadura, pueden dar un paso más en la integración con Portugal mediante la creación de euromunicipios o eurociudades.

El concepto no es nuevo. De hecho, Rotterdam fue el escenario en 1986 de la creación de las Eurociudades, definida como la mayor red de representación de las grandes metrópolis de Europa. Actualmente está formada por más de un centenar de ayuntamientos de 31 países del viejo continente, entre ellos los de San Sebastián y Barcelona --la ciudad catalana es una de las seis cofundadoras, junto a Lyon, Birmingham, Franckfort, Milán y Rotterdam--.

Sus objetivos básicos son el intercambio de experiencias y la creación de un grupo de presión sobre las instituciones europeas para que se reconozca la importancia urbana en las políticas europeas; pero también estrechar los vínculos entre los ciudadanos.

Desde luego, la idea no parece descabellada si tenemos en cuenta que algunas voces ya se han alzado alzan a favor de una eurociudad formada por Badajoz y Elvas. Sus defensores alegan que el municipio portugués tiene gran importancia estratégica para la capital pacense. Entre las posibles consecuencias, la elaboración de un diseño urbanístico conjunto, por ejemplo.