Hace algo más de medio año que entró en vigor la reforma del mercado laboral, una normativa que contó desde su promulgación con el rechazo frontal de los sindicatos y que las organizaciones empresariales calificaron de tímida, posturas que ambos agentes sociales siguen manteniendo a día de hoy a la hora de hacer un primer balance sobre los efectos que ha tenido sobre el mercado laboral extremeño. Así, mientras que CCOO y UGT consideran que las secuelas perjudiciales de la reforma se están acentuando en la región a causa del mayor peso que tiene la temporalidad en el empleo, desde la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex) se apunta que ha tenido algunas consecuencias "positivas", aunque se siguen demandando nuevas medidas.

Quizás sea aún pronto para sacar conclusiones definitivas de esta reforma ya que, como señala Miguel Cardenal, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Extremadura, "no está pensada para tener un impacto a corto plazo". Por este motivo, subraya que habrá que esperar a que la economía empiece a repuntar para ver si el crecimiento económico se traslada también a la creación de empleo, una posibilidad sobre la que, eso sí, se muestra escéptico.

Sin embargo, lo que parece evidente es que, observando las estadísticas de sus primeros seis meses de andadura, el gran objetivo del decreto promulgado por el Gobierno, que era acabar con la dualidad entre trabajo temporal e indefinido, no solo no está más cerca, sino que incluso se ha alejado. Eso es al menos lo que revela la comparación de los datos registrados por el Ministerio de Trabajo entre julio y diciembre del pasado año (el decreto entró en vigor a mediados de junio) con los del mismo intervalo del año anterior. Entre uno y otro periodo se contabilizó un descenso de los contratos indefinidos del 8,9% en la región, mientras que los temporales aumentaron un 1,4%, una evolución que también llevó a que se redujese el peso de los contratos indefinidos sobre el total (del 4% al 3,61%).

Además, el contrato estrella de la reforma laboral, el de fomento a la contratación indefinida (con 33 días por año en caso de despido, frente a los 45 de los contratos fijos corrientes) sigue sin despegar. En el segundo semestre del 2010 se formalizaron 1.452 (un 0,61% del total y un 17% de los indefinidos), un tercio menos que los registrados un año antes.

Para el secretario de Formación y Empleo de CCOO de Extremadura, Miguel Coque, si la reforma laboral acaba con la dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos será a base "de llevarlos a todos a la temporalidad".Coque incide en que los cambios introducidos por la normativa están afectando de manera especialmente negativa a Extremadura por los mayores índices de temporalidad de su mercado laboral: de los 442.912 contratos cerrados en el 2010 en la región solo el 4,07% fueron indefinidos, proporción que en el conjunto de España fue de algo más del doble, del 8,52%.

"Lo que ha facilitado la reforma es que se eche a la calle a gente que tenía contratos indefinidos y se sustituya por trabajadores con contratos precarios", dice este responsable sindical, para quien la reforma laboral ha debilitado también el peso de los trabajadores en la negociación colectiva, ya que da "un poder omnímodo" al empresario, al permitirle "modificar unilateralmente" cuestiones relacionadas con las condiciones de trabajo (jornada laboral o turnos, por ejemplo) o con el sistema de remuneración.