La incertidumbre creada en torno al futuro de las ayudas al cultivo del tabaco tiene paralizada la economía en las zonas productoras extremeñas, fundamentalmente de Talayuela, aunque también existe gran preocupación en la zona de La Vera y el Alagón. Empresas de distribución de maquinaria agrícola, de venta de fitosanitarios, gasolineras y el resto de negocios que viven directamente del cultivo están empezando a notar las consecuencias de la incertidumbre, ya que por primera vez en muchos años no se sabe ni cuánto tabaco se va a sembrar ni a qué precio se va a vender ni cuál será el importe de la ayuda.

"La cosa está apretada. En otros años los agricultores en estas fechas ya estaban preparando cosas y preguntando precios. Y este año no se mueve nadie", explica Francisco Ramírez, dueño de Fitosanitarios Ramírez, una empresa de Talayuela con seis empleados. "Otros años tenía ya operaciones de abonos y de insecticidas cerradas y este año, nada. Llevamos un retraso de tres o cuatro meses con respecto a un año normal", dice.

El cultivo del tabaco inyecta en la zona anualmente entre 115 y 120 millones de euros, lo que da no sólo para que vivan las 3.900 familias cultivadoras sino un sinfín de pequeñas empresas satélite del sector que subsisten gracias a que ese dinero circula todo el año. La incertidumbre que sufre la zona viene marcada por la entrada en vigor este año de un nuevo sistema de ayudas, la compra por parte del industrial Manuel Bermejo de dos de la cuatro empresas que compran el tabaco a los agricultores y por el descenso del consumo.

"En el polígono industrial de Talayuela casi todos los negocios están relacionados con el sector tabaquero y el 40% de los habitantes del pueblo son mano de obra del tabaco", recuerda Francisco Ramírez. "Si se acaba el tabaco, mi negocio lo tendré que cerrar. El pueblo va a sufrir mucho. Los agricultores tendrán que ir a explotaciones de 15 o 20 hectáreas totalmente automatizadas" para poder sobrevivir.

En una campaña normal, las 14.000 hectáreas de tabaco que hay que Extremadura estarían a pocos días de plantarse. Pero entre los agricultores abunda el desconcierto y la desinformación. Las ventas de maquinaria agrícola se están resintiendo.

INVERSIONES PARADAS Angel Vizcaíno dirige una estación de servicio de Repsol en el caso urbano de Talayuela y su contacto diario con los agricultores le permite pulsar perfectamente el ambiente. "Esa incertidumbre en el tabaco se traslada al sector servicios. Se están parando muchas inversiones. Yo iba a cambiar los camiones de reparto de gasoil a los secaderos, pero me da miedo hacer esa inversión porque no tengo ninguna seguridad de lo que va a pasar en tres o cuatro años. No me puedo meter en inversiones porque me da mucho miedo. No sabemos cómo va a seguir esto".

Extremadura puede tener entre 4.000 y 5.000 secaderos y el 80% de ellos consumen gasoil. "Los gastos fijos son los mismos, pero si voy a vender un 25% o un 30% menos, ya me dirás cómo voy a verlo", añade Vizcaíno. "Lo veo muy mal. El problema es el deterioro que se va a crear en la zona. Nunca había existido que mano de obra local se vaya a Madrid a trabajar a la construcción. Es una cosa que en Talayuela no había pasado en la vida".

La incertidumbre ha llegado también al sector inmobiliario. La compraventa de casas, locales y terrenos se ralentiza en la capital del tabaco. "Vemos el futuro fatal y a esta zona se la cargan. Hace unos años tú ponías un cartel de se vende y no te duraba nada. Ahora se tira puesto dos años", afirma Vizcaíno.