Hoy comienza el Bruselas una semana decisiva para el futuro de las 4.000 familias extremeñas que viven directamente del cultivo del tabaco en el norte de Cáceres. Varios miles de productores de España (sobre todo extremeños, que cultivan el 85% del tabaco nacional), Italia, Francia, Grecia, Portugal, Alemania y Bélgica están convocados a una gran manifestación en Bruselas para protestar contra la propuesta de la Comisión Europea de reducir drásticamente las ayudas directas al sector, que representan el 82% de los ingresos de los agricultores extremeños.

Convocada por la Unión Internacional de Cultivadores de Tabaco (Unitab), la manifestación --que contará también con la presencia de una delegación de Polonia y Hungría, futuros miembros de la UE-- es prácticamente el último cartucho que pueden quemar los tabaqueros extremeños para conseguir retrasar o atenuar los efectos de la reforma que plantea la Comisión, la cual será presentada oficialmente mañana junto con las del aceite de oliva y el algodón.

Pero hoy está previsto que los ministros de Agricultura y Pesca de los Quince se reúnan en consejo en Bruselas, al final del cual titular italiano y presidente de turno de la UE recibirá a una delegación de una quincena de representantes de los manifestantes. La manifestación partirá de la plaza de Luxemburgo y finalizará ante la sede del consejo de ministros, coincidiendo con la finalización de la reunión.

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  • LOS PUEBLOS

COBRAR SIN PRODUCIR En línea con la nueva Política Agrícola Común (PAC) que impulsa el comisario Franz Fischler, la Comisión Europea pretende extender al tabaco los nuevos criterios de asignación de ayudas directas ya aprobados para otros sectores: la sustitución de las subvenciones proporcionales a la producción por un pago único por explotación independientemente del volumen de tabaco que se genere. Los agricultores con un cupo de producción inferior a 3,5 toneladas seguirán cobrando la misma cuantía de ayudas, pero el nuevo marco no les obliga a seguir cultivando tabaco, sino que pueden reorientar la explotación.

Para los tabaqueros de más de 3,5 toneladas se aplicará un recorte proporcional a su cupo. Hasta 10 toneladas, se reducirá un 20% el apoyo económico y de esta cantidad en adelante la penalización sería de dos tercios de la ayuda actual. Sin embargo, algunas fuentes barajan que hay que esperar hasta que la Comisión Europea dé carta de oficialidad a los borradores que circulan por Bruselas y ponga sobre la mesa los porcentajes definitivos.

El establecimiento de los mayores recortes para los productores de más 10 toneladas (10.000 kilos) supone una patada en el estómago a la mayoría de los tabaqueros extremeños, pues el 55% de los cultivadores de la variedad virginia (la que se sirve para elaborar cigarrillos rubios y la más demandada por las industrias transformadoras) tienen un cupo superior. Al representar las ayudas un 82% de los ingresos, se da por seguro que la reforma de Fischler será un golpe --probablemente letal-- para el sector.

LOS PERJUDICADOS Extremadura cuenta con 20 pueblos en cuyo término municipal se cultivan más de 100 hectáreas de tabaco. Los más destacados son Talayuela, Rosalejo, Jaraíz de la Vera, Casatejada, Collado de la Vera, Cuacos o Losar de la Vera. Aunque la siembra y recogida del tabaco se ha mecanizado progresivamente, se trata de un sector intensivo en mano de obra, que ha atraído a estas localidad una importante bolsa de población inmigrante.

El tabaco ocupa en Extremadura apenas 11.000 hectáreas pero el sector ingresa --entre primas de la UE y el precio del producto que pagan las industrias-- en torno a 120 millones de euros (20.000 anuales), una cantidad imposible de sustituir por otros cultivos en una superficie tan reducida. El sector considera que no hay alternativa al tabaco.

El drástico recorte de las ayudas comunitarias al tabaco, con el que se pretende reconvertir el sector, no sólo afectará a los productores. Las industrias transformadoras también han echado números y calculan que serán más de 120 millones de millones de euros (20.000 millones de pesetas) en pérdidas.

El desincentivo económico del cultivo y la no obligatoriedad de sembrar tabaco para seguir cobrando ayudas provocaría un descenso de la producción, lo que hundiría las ventas de las transformadoras y les obligaría a destinar recursos a despidos para adecuar sus plantillas al nuevo escenario. Así lo han puesto de manifiesto desde Anetab, la patronal que las agrupa.