Extremadura ha registrado en los últimos 15 años un total de 25 accidentes aéreos, que dejaron un saldo de nueve muertos. La mayor parte de los siniestros tuvieron como protagonistas aparatos de uso civil, que contabilizaron 17 accidentes entre 1990 y el 2002 --periodo del que el Ministerio de Fomento ha facilitado datos--, aunque las consecuencias de este tipo de accidentes suelen ser menos dramáticas, y se saldaron con dos muertos, dos heridos graves y una veintena de heridos leves.

En cambio, los aparatos de uso militar sufrieron menos accidentes --8 en total desde 1989-- pero con consecuencias mucho más dramáticas, ya que fallecieron siete pilotos.

ACCIDENTES DE AVIACION CIVIL

Sólo durante el pasado año, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac) tiene registrados tres siniestros en la región, dos de ellos en Cáceres y uno en Badajoz. Por orden cronológico, el primero se produjo el 7 de mayo, cuando el piloto de una avioneta Piper PA-25 perdió el control del aparato cuando iba a despegar para sembrar arroz en las cercanías de Almoharín. En plena carrera, el aparato giró por un golpe de viento, se salió de la pista provisional, volcó y se incendió, lo que causó quemaduras de segundo grado al tripulante.

Dos meses y medio después, el 27 de julio, otro Piper se salió de la pista cuando despegaba para fumigar parcelas de maíz y arroz cerca de Valdetorres. El piloto no sufrió daños. Por último, el 17 de agosto, un tercer Piper tuvo un accidente en Madrigalejo. En esta ocasión, la causa fue que un ala del aparato chocó contra unos arbustos cuando el avión aterrizaba en una pista provisional. Aunque la avioneta quedó muy dañada, el piloto salió ileso.

Los accidentes del 2002 rompieron una tendencia muy positiva en la región, ya que desde 1999 no se había registrado ningún percance de este tipo.

Ese año había sido, además, el peor de la historia reciente de la aviación civil en la región, con cuatro accidentes. El más grave de ellos tuvo lugar el 3 de junio en la finca Casas de Hitos , cerca de Navalvillar de Pela. Hacia las 11.45, un Piper PA-36 se disponía a despegar para sembrar arroz cuando un coche todoterreno ocupado por dos personas invadió la pista, sin que el piloto de la avioneta pudiese evitar la colisión, que costó la vida al conductor del coche y heridas graves al otro ocupante, mientras que el piloto sólo sufrió heridas leves.

La otra muerte en este tipo de sucesos en la pasada década se remota a julio de 1998, cuando otro Piper fumigaba un campo de arroz. La ligera neblina pudo ser la causa de que el tripulante de la avioneta no calculase bien uno de los giros, y chocase contra un depósito de agua. El impacto destrozó el aparato y provocó el fallecimiento del piloto.

VUELOS MILITARES

En cuanto a los siniestros protagonizados por aviones militares, el último tuvo lugar el pasado mes de enero, en el que fallecía el teniente David Martínez, instructor de vuelo, quien perdió la vida por una mala posición del cuello al salir despedido de la cabina del F-5 que pilotaba. El avión de la base aérea de Talavera tuvo problemas al entrar en una zona de turbulencias. Cuatro años antes, otro militar de este destacamento, el capitán Palau, murió también tras la colisión del F-5 que pilotaba.

Sin embargo, los siniestros con mayor número de víctimas tuvieron lugar a finales de la década de los 80. En 1989 murieron los dos pilotos de un caza de Talavera que se estrelló en las inmediaciones de la localidad pacense de Orellana la Vieja. Ese mismo año, otro F-5 de la base extremeña se incendió y estalló en pleno vuelo, en el término municipal de San Pedro de Mérida, aunque el oficial que lo pilotaba salió con vida.

El siguiente vuelo mortal tuvo lugar en octubre de 1991, en el que fallecieron el capitán Benigno Mallo y el alférez Manuel Alonso. Los militares perecieron carbonizados al estrellarse contra el suelo el avión, cuando habían iniciado la maniobra de aterrizaje en la base militar.

Ese mismo año, un Harrier de la Base Naval Norteamericana de Rota se estrelló en la localidad de Villagarcía de la Torre. En ese suceso falleció el capitán Tom Drincoll, único tripulante de la nave.El avión volaba muy bajo y colisionó con una chimenea de una vivienda de esta localidad del sur de Badajoz. El piloto falleció al quedar enganchado el paracaídas al fuselaje del aparato.El pasado año, Extremadura también fue noticia por ser la comunidad donde se localizaron los restos del Eurofighter, un prototipo de caza europeo que cayó en una finca de la Sierra de Altamira, cerca de la localidad cacereña de Alía tras sufrir problemas técnicos en pleno vuelo.Este avión está considerado como uno de los más modernos del mundo y está siendo codesarrollado por España, Alemania, Reino Unido e Italia.