Extremadura se sumó ayer también al apagón mundial de cinco minutos, convocado a iniciativa del grupo ecologista francés L´Alliance pour la Plan¨te (Alianza por el Planeta), para llamar la atención sobre la importancia del cambio climático. Aquí en España, la iniciativa contó con el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), sindicatos, organizaciones de consumidores, grupos políticos y ONGs. La catedral de Sevilla, la Giralda, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, la Sagrada Familia de Barcelona o el Ministerio de Medio Ambiente y la Puerta de Alcalá en Madrid se quedaron a oscuras durante cinco minutos.

Por parte de las ONGs, Intermon-Oxfam apagó las luces de sus oficinas y cerró cinco minutos antes de las ocho de la tarde las cuarenta tiendas de comercio justo que tiene en España.

A media luzEn Extremadura, los ayuntamientos de las dos capitales de provincia se sumaron con apagones simbólicos en los edificios públicos o en algunos monumentos de las dos ciudades, caso del Ayuntamiento de Cáceres o Puerta Palmas en Badajoz. Este acto reivindicativo fue secundado por partidos políticos, como el PP extremeño, que se unió en sus sedes provinciales de Badajoz y Cáceres "como gesto de su preocupación por el medioambiente". Por su parte, José Muñoz, presidente de la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (Fempex), lamentó la poca "fluidez en la comunicación" que ha habido en este asunto desde la FEMP, "lo que ha impedido un seguimiento mayor entre los ayuntamientos extremeños".

En los últimos días, tanto Los Verdes como algunos colectivos ecologistas habían llevado a cabo una campaña masiva de correos en internet para pedir la solidaridad de los ciudadanos de la región con esta reivindicación medioambiental.

La convocatoria partió como "una llamada sencilla a todos los ciudadanos y un respiro de 5 minutos al planeta", según el correo electrónico que ha difundido la propuesta desde París. Allí se presentó ayer el nuevo informe del grupo de expertos climáticos de las Naciones Unidas, en el que han trabajado 3.000 científicos en los últimos seis años. Sin embargo, y a pesar de la voluntad institucional, los extremeños no se sumaron de forma masiva a esta iniciativa en favor del medioambiente.

En los cinco minutos de apagón, la actividad no cesó en la ciudades, a pesar de que casi todo el mundo admitía haberse enterado de la convocatoria, a través de internet o de los medios de comunicación.

Los responsables de algunos establecimientos de hostelería en Cáceres, principales afectados por este apagón --a la hora que se había convocado la mayoría de lo locales comerciales habían cerrado sus puertas-- reconocían la necesidad de concienciar a la población sobre los problemas del medioambiente, aunque confesaban que en el local no apagarían las luces y electrodomésticos. El argumento era tan simple como la iniciativa: "esto es un negocio". En todo caso, algunos no descartaban apagar algunas luces del establecimiento mientras que otros simplemente apoyaban la propuesta.

En todo caso, el consumo de energía a nivel nacional descendió en 1.000 megawatios durante el apagón. Esto es algo más de lo que produce una central eléctrica, pero un 2,5% menos de lo que había estimado la compañía, que mantuvo permanente contacto con el Ministerio de Medio Ambiente, para controlar que la bajada súbita de consumo no provocara una caída de la red.