A la hora de iniciar la ´carrera´ abierta para la instalación de grandes centrales termosolares, Extremadura parte con ventaja a pesar de que los proyectos están algo más avanzados en Andalucía.

A su enorme potencial solar hay que sumar, en primer lugar, que las grandes extensiones de terreno están en manos de menos propietarios, con lo que las negociaciones para lograr la ubicación de la planta resultan más sencillas.

Asimismo, la comunidad extremeña dispone de una mayor capacidad de evacuación de energía eléctrica y de más recursos hídricos, imprescindibles en este tipo de centrales.

Entre las bondades de las plantas termosolares destaca la de no contaminación. Este tipo de centrales funcionan a partir de las radiaciones solares que se reflejan en unos espejos y se concentran en unos tubos receptores, por los que pasa un fluido térmico que puede alcanzar temperaturas de hasta 400 grados centígrados.

Posteriormente, ese fluido se hace recircular y transitar por un intercambiador de calor que genera vapor de agua que hace mover la turbina y genera electricidad.