Pasaban tres minutos de las 17.30 horas cuando Los Reyes Magos bajaron del tren en Badajoz, donde fueron aclamados por una multitud de niñas y niños y los recibió el alcalde de la ciudad, Miguel Celdrán, con varios de sus concejales. Llegaron de estreno, con vestidos de diseño renacentista en terciopelo y seda, con turbantes en vez de coronas, que pudieron lucir a pesar de la lluvia, un chirimiri que se mantuvo todo el recorrido, y un chaparrón final.

Llegaron Melchor con las barbas de Gaspar, éste con las del primero --por un error de estilismo-- y Baltasar con la suya, bien acompañados por una comitiva de 350 personas, con caballos y carrozas, custodiados por la Policía Local de Badajoz motorizada, que también estrenó sus Kawasakis 650.

El desfile tuvo también un par de incidentes en el puente de Palmas, por la anchura de una carroza y por la rotura del cristal que deja visible las inscripciones sobre el suelo, lo que obligó a una parada para que los bomberos colocaran una chapa metálica y pudiera pasar el cortejo, lo que provocó un cierto retraso.

La cabalgata la abría una unidad ecuestre de la Guardia Civil, seguida por las carrozas dedicadas los cuentos infantiles --Alicia en el País de las Maravillas, La Cenicienta, Los Tres Cerditos, o Rayo McQueen--, un belén viviente, un tren infantil, dos pasacalles y otras unidades, y fue seguido por unas 50.000 personas.

El cortejo portaba 6.000 kilos de caramelos que repartieron sus pajes a lo largo de todo su recorrido por San Fernando, Puente y Puerta de Palmas, donde se lanzaron fuegos artificiales, y continuó por Entrepuentes, Santa Marina, Enrique Segura Otaño y Alonso de Celada hasta San Francisco.

En el templete de la música los recibió el presentador Emilio González Barroso, quien dio pasó a la lectura de un manifiesto de Unicef por Javier y y Rubén, de nueve años, acompañados por sus hermanos Paula y Raúl, de cuatro.

Los pequeños pidieron a los Reyes Magos que cubran las necesidades de millones de niños en todo el mundo, salud, alimentos, educación y juegos, cuando se cumplen 21 años de la Convención de los derechos del Niño.

También los Reyes, que entraron en San Francisco cada uno por una de las entradas más próximas a Correos, y el alcalde saludaron al público que aguantó la lluvia en el paseo. Este año, todas las intervenciones fueron traducidas al lenguaje de signos por Eva María Pulido. También colaboraron voluntarios de la Agrupación de Cofradías y de Protección Civil para evitar que los pequeños se acercaran a las carretas.

Los Reyes visitaron por la mañana a los niños ingresados en el Hospital Materno Infantil, invitados por la Asociación de Voluntarios de La Caixa en Extremadura, que con la Asociación Oncológica y la archidiócesis les ayudaron en el reparto de regalos.