Un millón. Dos millones. O quizá puedan ser tres. Con esta exageración e imprecisión típicamente italianas, Roma se disponía ayer a acoger a las masas de peregrinos que llegarán a la ciudad en los próximos días --en realidad ya han empezado a llegar-- para dar su último adiós a Juan Pablo II.

Sean uno o tres millones, Roma será el caput mundi de la cristiandad pero también destino de jefes de Estado y de Gobierno y altas personalidades que asistirán al funeral por el papa viajero. Por ello, las autoridades italianas tienen el desafío de hacer compatible la masiva afluencia a la ciudad y la seguridad.

COORDINACION Protección Civil es la encargada de velar por ambas y para ello, el Gobierno italiano nombró ayer a Guido Bertolaso como comisario de esta difícil operación en la que intervendrán coordinadamente el Ejecutivo, el ayuntamiento de la ciudad, las fuerzas del orden, servicios de asistencia sanitaria y numerosos voluntarios.

Las primeras medidas de este plan de emergencia contemplan la creación de amplias zonas de aparcamiento a las afueras de la ciudad en sus cuatro puntos cardinales, y el establecimiento de grandes zonas peatonales en la zona centro. Asimismo, se están creando grandes zonas de acampada, también en las afueras para cientos de miles de jóvenes, los papaboys , que ya en el 2000, con motivo del Jubileo de la Juventud, tomaron al asalto pacífico la ciudad.

GRANDES ACAMPADAS En la zona de Tor Vergata, al norte de la ciudad, donde se realizó aquella jornada hace cinco años, ayer ya se ponía en pie una tiendópolis que debe albergar a 5.000 voluntarios. Por su parte, el ayuntamiento ya ha puesto en marcha dos puntos de acogida, uno en las instalaciones de la Feria de Roma y otro en un instituto de la red de ferrocarriles.

En el caso de que no sean suficientes, y todo indica que no lo serán, está previsto contar con otras instalaciones como son, por ejemplo, el Estadio Olímpico, instalaciones deportivas de barrios y el Palacio de Congresos.

La asistencia sanitaria correrá a cargo de unas 500 personas entre médicos y personal auxiliar. Habrá 11 puestos médicos avanzados de alta tecnología con desfibriladores, aparatos para practicar electrocardiogramas o tests para diagnósticos rápidos. Por el momento ya han llegado 200 ambulancias procedentes de otras ciudades italianas. Ayer, en las proximidades del Vaticano ya estaban instaladas cinco tiendas destinadas a atender las urgencias médicas.

MAXIMA SEGURIDAD La llegada de personalidades de todo el mundo supone un buen quebradero de cabeza para los responsables de la seguridad. A falta de conocer el día exacto de los funerales, todavía no existe una lista de las delegaciones extranjeras que asistirán, pero ayer se especulaba con que serían aproximadamente entre 200 y 250. Se contaba con la presencia, naturalmente sin confirmar todavía, de George Bush, Vladimir Putin y Jacques Chirac.

El dispositivo de seguridad contempla también el cierre del espacio aéreo sobre Roma en determinados momentos, la limitación parcial de vuelos civiles en Fiumicino, el principal aeropuerto romano, y el cierre total al tráfico civil del segundo aeropuerto romano, el de Ciampino, que quedará habilitado para las llegadas y salidas de personalidades. Para este fin también se contempla la posibilidad de habilitar algún aeródromo militar como el de Pratica di Mare.

En el caso de que alguna de estas personalidades necesitara asistencia médica de urgencia, el hospital militar del Celio estará habilitado para ese fin.