Como tantas mañanas que su agenda se lo permite, poco después de las 11 y acompañado de tres de sus escoltas del Cuerpo Nacional de la Policía, el flamante nuevo vicepresidente primero, portavoz y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha abandonado hoy su ministerio por la puerta trasera, ha cruzado la calle de Amador de los Ríos, y ha entrado en un pequeño bar a tomarse un café.

En tejanos, camisa blanca con finas rayas azules, sin corbata, en mocasines y americana, el flamante nuevo hombre fuerte del Gobierno accede a hablar con EL PERIÓDICO. "Me siento abrumado por las incesantes muestras de confianza", ha confesado, mientras su destartalado y viejo Nokia no deja de recibir SMS y llamadas. Su móvil siempre está en silencio, y es un discreto pip el que le alerta igual de los mensajes que de las llamadas. "Anoche el teléfono se bloqueó. Murió. Ya no entraban ni SMS ni llamadas. Se volvió loco", comenta, y reconoce que estuvo hasta la una y media de la madrugada despierto, para levantarse hoy a las siete y media. Seis horas de sueño. "Suficiente".

Tiene cara de descansado. Asegura que ha dormido "bien", como casi todos los días. Y mientras habla aprovecha para ir borrando SMS que permitan entrar otros nuevos. Bórrelos todos. "No, no, es que hay algunos de amigos que me gustaría guardar".

¿Qué le ha sorprendido? "Bueno, la preocupación de la gente por la acumulación de responsabilidades. Hay que recordar que Mariano Rajoy fue vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz. Permítame que le diga que si Rajoy pudo, yo seré capaz". Olvida mencionar que después Rajoy fue candidato a la presidencia del Gobierno.

Fútbol y cena

Tras el anuncio de su nombramiento el miércoles por la mañana y antes de regresar a la sede del ministerio, donde vive, Rubalcaba vio el fútbol y cenó con su mujer. Antes se reunió con la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. ¿Cómo está? "Muy bien. Fenomenal, aliviada". ¿Y usted? "Abrumado, pero muy contento porque la gente, en general, ha recibido muy bien los cambios en el Gobierno. Y eso está bien." ¿Le asusta tanta responsabilidad? "No, el Ministerio del Interior no se va a resentir ni un ápice. El equipo de este ministerio está muy consolidado".

Hoy, tras desayunar y dar su obligada lectura a la prensa, ha hablado con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y después se ha encerrado en su despacho a trabajar y recibir llamadas.

Solo en la media hora que ha dedicado al café y al PERIÓDICO le han llamado la vicepresidenta Elena Salgado, la ministra de Defensa, Carme Chacón, y el secretario de Organización del PSC, José Zaragoza,... Estas solo han sido las que ha atendido. Al mediodía ha convocado una reunión con su equipo del ministerio.

Se le ve contento, relajado. En plena forma. Quiere mantener su vivienda en Castellana número 5, la sede de Interior, donde tendrá también su despacho principal, y acudir al nuevo de La Moncloa algunas tardes. Los cafés los ha pagado él.