Las procesiones de ayer en Badajoz fueron dos de las de más tradición y riqueza artística de la ciudad, ambas del siglo XVII, la primera de 1603 y la segunda de 1693. Son las de las iglesias de San Andrés y Santo Domingo, respectivamente, de las más esperadas y celebradas, especialmente ayer después de la suspensión del día anterior.

El público se congregó a las puertas de San Andrés para ver salir al Cristo del Descendimiento y a Nuestra Señora de la Esperanza, ambas tallas de Castillo Lastrucci de mediados del siglo XX. El primer paso está considerado de los mejores del país mientras que la Virgen estrenó manto en terciopelo verde. Los faldones también eran nuevos.

Con 300 nazarenos, la procesión entró después de las diez de la noche en la carrera oficial acompañada por las bandas de cornetas y tambores de Daimiel (Ciudad Real) y la de Villanueva de la Serena.

Poco después salía de Santo Domingo la Cofradía de Penitencia del Dulce Nombre de Jesús, el Padre Nazareno del Amparo, el Cristo de la Fe y la Nuestra Señora de la Piedad y del Mayor Dolor, ante un público que acudió a ver la salida de la única hermandad que procesiona cuatro pasos. Entre ellos, destaca La Piedad, anónima de los siglos XVII y XVIII, la del Nazareno, anónima del XVI y la del Mayor Dolor, de Lastrucci, de 1936; la otra es anónima del siglo XIX. Así, la magnífica imaginería forma parte de la riqueza de la cofradía, junto con algunas insignias. La novedad de este año es que el Cristo del Amparo salió de nuevo con costaleros y nuevos faldones. Acompañaron a las imágenes 150 nazarenos y 120 mujeres ataviadas con mantillas.