Era justo el mediodía de ayer cuando un avión CN235 del Ejército español tomó tierra en el aeropuerto de Córdoba procedente de la base estadounidense de Ramstein (Alemania). Tras nueve días de "angustiosa" espera para la familia por la escasa información facilitada sobre la repatriación del cadáver, los restos mortales del periodista Julio Anguita Parrado llegaban a su ciudad natal. El féretro fue envuelto en una bandera española --que después sería sustituida por la de Córdoba-- y recibió saludos militares, pese al deseo de la familia de evitar símbolos castrenses.

A pie de pista, sus padres, el excoordinador de Izquierda Unida, Julio Anguita, y la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Córdoba, Antonia Parrrado, presenciaron con desasosiego una situación ya imaginada desde que el pasado día 7 el redactor de El Mundo murió en un centro de mando estadounidense tras ser alcanzado por un misil iraquí.

Anguita y Parrado se dirigieron hacia la aeronave. Fueron recibidos con un saludo militar por uno de los oficiales. Amigos de la familia subieron al interior del avión para sacar el ferétro mientras miembros de Defensa se cuadraron ante el paso de una víctima de la guerra. La del fallecido tuvo así que asistir a algunos gestos militares, a pesar de que habían pedido que el cadáver no llegara a un aeropuerto militar.

El periplo ha sido largo. Desde Bagdag a Kuwait, para ser trasladado a la base de Salzburgo (Austria), donde se han practicado pruebas de ADN a los restos. Entre los amigos y familiares, estaba el coordinador de IU Gaspar Llamazares, quien personalizó en Anguita Parrado a todas las víctimas de la prensa que se ha cobrado la guerra: "Se ha intentado eliminar a los testigos que buscan la verdad de esta guerra injusta, ilegal e inmoral", dijo.

En representación de El Mundo , fue el redactor jefe de Opinión, Fernando Múgica, que elogió al joven "no porque haya muerto, sino porque era un buen periodista".

El féretro fue conducido al tanatorio de Las Quemadas. A pesar de que aún quedaban varias horas para el acto público, algunos cordobeses comenzaron a llegar al tanatorio.

NO ESTAN "SOLOS"

La alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar habló en nombre de la familia y dijo: "Saben que su hijo no es sólo suyo sino de todas las personas que quieren la paz". Aguilar actuó como portavoz de los Anguita, que, dadas las circunstancias, se mantuvieron al margen de la prensa, aunque por la mañana hicieron llegar una carta a varios medios de comunicación en la que agradecían "a los amigos, personas anónimas, colectivos y organismos de toda procedencia que durante estos días de eterna espera" les han hecho sentir que no están "solos en esta trágica experiencia".

Centenares de cordobeses quisieron dar su último adiós a Anguita Parrado en un acto público celebrado por deseo expreso de la familia. Fuentes del PP en Córdoba afirmaron que ningún representante del grupo municipal popular acudió a la cita por "deseo de la familia". Tras el acto, los allegados celebraron el entierro del periodista de manera íntima en el cementerio de San Rafael.