El uso de la llamada píldora del día después --que evita el embarazo si se administra en las 72 horas posteriores a mantener una relación sexual-- se ha generalizado en los últimos años, hasta el punto de que en el 2004 la sanidad extremeña dispensó cerca de 6.000 tratamientos de este tipo. Esto supone que su uso prácticamente se ha duplicado sobre los registros de hace dos años.

Azucena Llopis, médica diplomada en Salud Sexual y responsable del Centro de Planificación Familiar de Mérida desde 1995, explica a EL PERIODICO EXTREMADURA que la mayoría de estas píldoras --que pese a la creencia generalizada no son un método abortivo-- se dispensan en las 28 consultas de planificación familiar que hay en la región aunque, en menor medida, también se prescriben en consultorios, centros de salud y otros servicios sanitarios.

A la hora analizar las causas que llevan a las jóvenes a pedir estas pastillas --más del 80% de las pacientes tienen menos de 25 años y su edad media está entre 19 y 20 años--, Llopis señala que el 70% de los casos se deben a la rotura del preservativo. La retención del preservativo, el uso inadecuado del coito interrumpido o la mala administración del tratamiento hormonal --la píldora que toman las mujeres para evitar el embarazo-- son otros de los motivos habituales. Mientras, sólo un 7% de las pacientes admiten que no han utilizado ningún método anticonceptivo , "aunque los datos disponibles apuntan que el 40% de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años no utilizan ningún método anticonceptivo".

USO Y ABUSO Por lo que se refiere a la habitualidad en el uso de este método, que según los expertos debe ser utilizado únicamente como tratamiento de emergencia, el 82% de las pacientes lo solicita por primera vez, y un 18% lo ha hecho en más ocasiones. Del total menos del 2% realizó el tratamiento más de dos veces.

Sobre las causas del incremento del uso de estas píldoras, Azucena Llopis reconoce que es difícil conocer las razones exactas. Sin embargo, apunta que puede deberse "al inicio más precoz de las relaciones sexuales de coito, la escasa o mala información y educación sobre sexualidad y la falta de experiencia en el manejo o el uso adecuado de métodos anticonceptivos eficaces como el preservativo". Y es que, añade Llopis, "es muy importante asumir que la educación sexual es una asignatura pendiente, no sólo en el ámbito educativo formal sino en nuestra sociedad en general".

Esta afirmación viene avalada por la última Encuesta Nacional de Salud elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, que revela que el 35% de las extremeñas mayores de 16 años --una población que incluye a cerca de 155.000 personas-- nunca ha acudido a la consulta de un ginecólogo, una tasa que se sitúa catorce puntos por debajo de la media nacional.

ACTO RESPONSABLE Con todo, Llopis opina que "es un tópico pensar que la población abusa de la píldora del día después ", puesto que solicitar este tratamiento "es un acto responsable y sensato ante una situación de riesgo de embarazo no buscado y es una importante medida de prevención del aborto". Hay que tener en cuenta, añade, "que más del 50% de los embarazos en las mujeres más jóvenes terminan en una interrupción voluntaria del embarazo".