Estoy avergonzado de ser iraquí". Raad al Bandar es el director de la Biblioteca Nacional de Bagdad. Ayer, entre los restos calcinados del edificio, Al Bandar casi lloraba por las pérdidas incalculables que las bandas de saqueadores causaron el domingo por la tarde en la enorme biblioteca que dirige.

Más de un millón de libros, periódicos --entre ellos, el primer diario de Irak, Al Zawa , de 1869-- coranes antiguos, mapas, archivos y microfichas estaban almacenados en la biblioteca, que además de ser saqueada fue incendiada en casi su totalidad. "Muy pocos libros sobrevivieron. Casi todo se ha destruido o ha sido robado", afirmó Al Bandar mientras trataba con la ayuda de algunos asistentes de poner algo de orden en un par de salas que no ardieron pero que sí fueron saqueadas y destruidas.

"COMO MONGOLES"

"Los iraquís son ahora como mongoles", dijo el director, consciente de que el asalto a la biblioteca se une al saqueo que ya sufrió el Museo Arqueológico, especializado en la antigua Mesopotamia con piezas de gran valor.

Y es que la anarquía sigue en Bagdad. Ayer, más de una veintena de incendios se declararon en la ciudad. Varios de ellos tuvieron lugar en el barrio de Al Miran, donde los ciudadanos se defendían a tiros con fusiles kalashnikov de los asaltantes. Este periodista fue testigo ayer de la destrucción del Centro de Estudios Islámicos, situado junto al Ministerio de Asuntos Religiosos, que fue arrasado por un incendio.

Los asaltantes del Centro de Estudios destrozaron los coches aparcados, robaron desde material de oficina hasta ventiladores, desvalijaron la caja fuerte y destornillaron los pomos de las puertas, además de destruir vitrinas y poner patas arriba todas las salas de la institución. Eso sí, varios objetos sagrados islámicos fueron abandonados en lugares seguros.

Casi más que la lucha contra las bolsas de resistencia --ayer una unidad de los comandos especiales de los marines estadounidenses localizó en una mezquita junto a la Biblioteca Nacional un almacén de armamento--, poner fin a la ola de saqueos se ha convertido en la principal preocupación tanto de los militares estadounidenses como de los ciudadanos iraquís, quienes se preguntan con amargura quién está detrás de esta desolación que les afecta tras los bombardeos.

REIMPONER EL ORDEN

El coronel iraquí Ismail Hales, que se presentó como nuevo portavoz policial, declaró que unos 600 policías iraquís participarán junto a los marines estadounidenses en un intento de reimponer el orden. De hecho, ayer las primeras patrullas conjuntas de marines y policías empezaron a apostarse en unos pocos puntos de la ciudad. Como una metáfora de lo que probablemente va a ser el nuevo Gobierno iraquí, estos policías van desarmados y están escoltados por marines.

Hales --uno de las decenas de iraquís que se entregaron a las tropas de EEUU-- explicó que la policía está bajo las órdenes del nuevo gobernador de Bagdad, Mohamed Hasim Al Zubeide, y que a los saqueadores ya detenidos se les aplicará la ley criminal del régimen de Sadam Husein.