La Asociación Unificada de la Guardia Civil (Augc) exigió ayer a los responsables de la Benemérita y del Gobierno central que apliquen de forma más exhaustiva los controles y evaluaciones previstos para los agentes que estén de baja psicológica. Esta era la primera reacción tras conocerse que, según confirmaron diversas fuentes consultadas por EL PERIODICO EXTREMADURA, el sargento y jefe del destacamento de la Guardia Civil en Puebla de Alcocer se ha convertido en el tercer agente extremeño que se quita la vida desde el año 2002. Aún así, fuentes oficiales aseguraron en un primer momento que la muerte se debió a un accidente.

En concreto, según confirmaron fuentes internas de la Guardia Civil, el agente era un sargento de 42 años, casado y con dos hijos, natural de Villafranca de los Barros y trasladado recientemente desde Huelva a su nuevo destino como comandante de puesto de Puebla de Alcocer. De baja psicológica por un fuerte cuadro de ansiedad, obtuvo finalmente el alta de su médico de cabecera y se reincorporó a su destino, aunque lo hizo --como establece el protocolo-- sin su arma reglamentaria.

Esta le fue entregada el martes y sólo un día después se quitó la vida con ella en el acuartelamiento. A las once de la mañana de ayer fue enterrado en Villafranca en una concurrida ceremonia a la que asistieron numerosos guardias civiles y la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira.

EL PROCEDIMIENTO Desde la Augc critican que en este caso la Guardia Civil no aplicase los protocolos establecidos. Y es que al fallecido se le devolvió su arma "sin seguir el procedimiento correcto", puesto que no pasó ninguna evaluación psicológica tras recibir el alta médica. "Hay un psicólogo en la Comandancia y debería haberle evaluado para saber si era apto para disponer de su arma", insisten.

La asociación de guardias civiles recalca que hay un protocolo de actuación destinado, precisamente, a tratar de reducir el alto índice de suicidios que se registra en el seno de la Benemérita. "Esta vez ha fallado", según aseguran desde la Augc.

El volumen de bajas psicológicas en la Guardia Civil extremeña se ha disparado en los últimos años. Como ya adelantó este diario, entre el 2000 y el 2004 fueron más de 300 los agentes de baja por este motivo, según la versión oficial del Ministerio del Interior, una cifra que según la Aug se duplica en la realidad.

Además, la tasa de incidencia ha aumentado un 61% en el último quinquenio y el año pasado se registraron 87 casos, con lo que el 4% de la plantilla de la Guardia Civil sufrió en el 2004 alguna baja psicológica. En estos momentos, según la Augc, hay al menos 40 agentes de baja psicológica sólo en Badajoz.

A éstos hay que sumar los guardias que se reincorporan a su puesto pero sin que se les permita el uso de su arma reglamentaria. Según los datos ofrecidos por Interior, a principios de mes había cuatro agentes extremeños en esta situación.

Por lo que se refiere a los suicidios de guardias civiles, con éste último caso ya son 3 los registrados en la región en los últimos 4 años. En el 2002 se quitó la vida un agente de la Escuela de Tráfico de Mérida y en el primer semestre de este año un guardia cacereño, a los que ahora hay que sumar el caso de Puebla.