La liberalización del mercado y la irrupción del gas natural ha sumido a Repsol en importante crisis a pesar de que la estrechez de márgenes unida al potencial logístico de la petrolera han frenado el avance de sus rivales en la distribución de butano y propano. Así, en el 2006, Repsol comercializó el 78% de los 1,45 millones de toneladas consumidas. Según la estadística de la CNE, en el 2005 vendían el 95% de las botellas.

El pasado mes de enero los distribuidores de la región hablaban de posibles desabastecimientos en las zonas rurales de la región, y y reclamaban al Ministerio de Industria que acometiera las reformas que, desde hace varios años, reclaman los distribuidores de gases licuados del petróleo para salvar al sector.

A este problema, añadían que aunque en el 2002 se había acordado una revisión trimestral de los precios de la botella el ministerio no lo estaba cumpliendo "escudándose", según las palabras de Antonio Ramos en que los principales usuarios son familias de clase media-baja.

El representante de la federación de distribuidores pacense se quejaba entonces de que esa reivindicación era algo lógico que ya se había acometido en otros países y se refería al caso de Portugal, donde el bombona de butano en España rondaba los 21 euros, frente a los 12 euros que cuesta en España.

Los distribuidores denunciaban que el incremento de costes estaba provocando que se comieran su propio patrimonio y anunciaban que la situaciá por mucho más tiempo. El año pasado cerró una empresa por semana en España. En la región, varias agencias echaron el cierre como consecuencia de la presión la paralización por parte de Industria de la revisión de costes.