Sus vidas no han sido fáciles, pero las han afrontado con valentía. Ana, María Jesús, María, Libertad, Marisol y Ana María se propusieron dejar atrás los malos tratos, y lo consiguieron. Los insultos, las amenazas, los golpes y las humillaciones continuas no pudieron más que el miedo. Todas lo lograron y ahora miran atrás y se preguntan cómo han podido aguantar tanto años en una pesadilla, cómo es posible que estén vivas.

No se conocen entre sí, pero con motivo del Día Internacional de la Lucha Contra la Violencia de Género --celebrado el pasado jueves--, las seis han decidido hacer públicas sus historias, que comparten dos inquietudes: ayudar a las mujeres que ahora están pasando por lo que ellas dejaron atrás, a las que piden que sean fuertes, valientes y que denuncien, y hacer un llamamiento a la Justicia porque consideran que las medidas de protección para las afectadas no son suficientes a la vista de las 64 mujeres que han fallecido este año a manos de sus parejas o exparejas y el excesivo número de denuncias.

Solo en Extremadura las mujeres que sufren malos tratos superan el millar. Según los datos de la Delegación del Gobierno, 968 mujeres han denunciado ser víctimas de la violencia machista en lo que va de año, un 12% más con respecto al mismo periodo del 2009. El incremento es positivo, pero Ana María lamenta "cuántas más se esconderán", cuántas todavía están calladas. Los mismos datos reflejan que a fecha 31 de octubre, 1.400 mujeres están protegidas por una orden de alejamiento de sus parejas en la región, de las que un 20% son inmigrantes y nueve, menores.

Ana María, como todas las que han pasado por su situación, anima a denunciar, pero también dice a las que pasan por lo que ella intenta olvidar "que se informen bien de todos sus derechos porque después de llamar al 016 comienza una nueva vida, difícil, que casi siempre la mujer ha de enfrentar sola".

Al igual que Ana María, todas reconocen que los medios de protección no son suficientes para la mujer que denuncia. Lo saben porque ellas "se han visto muertas muchas veces" tanto antes como después de hacerlo.

"De nada sirve una pulsera que te avisa de que el agresor está cerca, una orden de alejamiento que se salta a la torera o un teléfono con localizador. Si él quiere, vendrá a por mí y tal vez la policía tarde más de la cuenta". Es el pensamiento que las seis comparten convencidas. Por ello, reclaman más seguridad, más protección y sobre todo, "más asesoramiento y más cercano, porque cuando denuncias estás muerta de miedo, la mayoría de las veces sola con tus hijos y no sabes lo que te esperará a partir de ese momento".

A esta petición se suma Libertad Armúa, no solo por haber sufrido malos tratos durante 12 años, sino también como vicepresidenta de la Asociación Extremeña de Víctimas de la Violencia de Género (Aviex), ubicada en Don Benito. Sobre todo insiste en la necesidad de una buena información a la hora de poner la denuncia. "Nos estamos encontrando casos de mujeres que llegan a su juicio de malos tratos como una simple testigo porque en el momento de poner la denuncia no están en condiciones de atender a tantas leyes y rehúsan personarse como acusación particular. Así se ven luego sin abogados y se echan para atrás", denuncia Libertad. Insiste en que esta lacra debe ser una lucha diaria de toda la sociedad, no solo del 25 de noviembre. "Somos afortunadas porque existe una ley y recursos para no esperar a la muerte como ocurre en otros países". Por todo ello pide a las mujeres que se miren al espejo y que digan basta. "Ya estoy harta de levantarme cada semana con una nueva muerte".

El mensaje de estas víctimas para las que callan lo que ellas ahora gritan es claro: "Hay una vida maravillosa detrás. No des ni segundas, ni terceras, ni cuartas, ni quintas oportunidades".