"Ser voluntario te ayuda a vivir, porque acompañando a los enfermos aprendes a valorar las cosas de otra forma". Este es el testimonio de Josefa Martín, una de las colaboradoras de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Cáceres. Con solo 25 años, aprendió en primera persona qué significa padecer esta enfermedad. Ahora que casi ha doblado esta edad, dedica parte de su tiempo a ayudar a otros enfermos y a sus familiares.

Según explica, cuando le diagnosticaron un tumor, Josefa echaba en falta --a pesar de contar con el apoyo de sus familiares y amigos-- poder hablar con alguien que hubiera pasado por lo mismo. Por eso, se prometió a sí misma que si lograba superar su dolencia, intentaría aliviar a otras personas en esa situación.

Así, desde que la AECC puso en marcha su programa de voluntariado en Cáceres, hace nueve años, Josefa ejerce de embajadora de la esperanza por los pasillos de los hospitales. Su propia experiencia le proporciona la mayor fuente de inspiración para dar consuelo: "Cuando le digo a un enfermo que yo también tuve cáncer, se le ilumina la cara", afirma.

Como ella, más de 250 personas, ya sea mediante el voluntariado o la colaboración con diversas campañas, trabajan con la AECC en la provincia de Cáceres. Otros muchos lo hacen en Badajoz o a través de otras asociaciones.

Formación del voluntario

Además, para mejorar el cuidado de los enfermos, el Plan Regional de Cuidados Paliativos --en el que colaboran varias asociaciones y el SES-- ha organizado dos cursos sobre atención a pacientes terminales a los que puede acudir cualquier interesado. Inmaculada Delgado, coordinadora del voluntariado de la asociación en Cáceres, explica que los únicos requisitos son ser mayor de edad, no haber pasado duelos recientes y superar una entrevista psicológica.

Estas condiciones pretenden asegurar que el voluntario está capacitado para enfrentarse a situaciones de elevada tensión emocional. Para Inmaculada, muchas veces este se convierte en "la esponja que absorbe lo que el enfermo no puede contar a su familia y viceversa".

Por tanto, las personas que cumplen esta función deben estar debidamente preparadas para no venirse abajo. Este es el objetivo de los cursos para voluntarios, que se impartirán a finales de este mes en Badajoz y a mediados del próximo en Cáceres. Su contenido abarca todos los aspectos que deben conocerse para implicarse en el caso de un enfermo terminal.

"Se tocan muchos temas, desde las cuestiones médicas hasta las espirituales", señala Esther Martín, psicóloga especializada en paliativos. Como profesional, reconoce las dificultades que afronta el voluntario, pero también destaca la gratificación de esta labor. Por ello, no duda en animar a la gente a participar en estos proyectos, sobre todo en el ámbito rural, donde, según añade, hay un déficit de participación.