Hasta febrero de 1983 hay que remontarse para encontrar una nevada de igual intensidad que la que cayó sobre buena parte de Extremadura el pasado domingo, según confirmó ayer la Delegación Territorial de la Aemet. Con los datos recibidos hasta ahora --aún faltan puntos de medición por llegar--, las localidades con una mayor precipitación de nieve fueron Monesterio y Azuaga, con 14 centímetros (cada centímetro equivale a un litro por metro cuadrado y no tiene por qué traducirse en el mismo espesor). En Cáceres fueron 9 centímetros, en Don Benito y Mérida 3 y en Badajoz 2.

Sin embargo, y aunque con mucha menor intensidad que la de ayer, en la región se han producido nevadas relativamente recientes. Según detallaba ayer el director territorial de la Aemet, Adolfo Marroquín, la última en Cáceres data de diciembre del 2008, mientras que en Don Benito hubo una en el 2006 y en Plasencia en el 2007. En Mérida y Badajoz, situadas a menor altitud, hay que retrasarse a 1993. Marroquín resalta lo inusual de este tipo de fenómenos meteorológicos en la región, tanto en los últimos años como en las series históricas de medición, ya que "en la inmensa mayoría de las poblaciones, el número de fenómenos de nieve no llega ni a uno al año". "En más de 130 años en Badajoz y en más de cien en Cáceres no se aprecian cambios", agrega.

Sobre su vinculación con el cambio climático, señala que "sí están relacionados, porque en la atmósfera todo está relacionado" y precisa que además del calentamiento global, el cambio climático puede traer consigo "anomalías térmicas" o la "polarización de las precipitaciones", lo que lleva a combinar periodos de intensas lluvias con otros sin apenas precipitaciones, tal como ha sucedido en la región en los últimos meses.