Tienen aeropuerto?". La respuesta a esta pregunta que realizan las principales empresas a la hora de desarrollar sus congresos y eventos más relevantes en una determinada ciudad puede ser clave para desinflar un sector turístico, el de los negocios, que no termina de tomar impulso en la región, y ahora menos.

Las empresas organizadoras de congresos en Extremadura alertan de los perjuicios que pueden causar a sus negocios el cierre del único aeropuerto. Perjuicios para ellas y para el resto de la región, porque la celebración de congresos es un sector estratégico dentro del turismo y reporta beneficios económicos al conjunto de la comunidad, advierte María José García Curto, presidenta de la asociación de empresas Organizadoras Profesionales de Congresos (OPC) en Extremadura --que aglutina a cuatro empresas y una quinta prevista--. De hecho, cada congresista que porta por Extremadura deja una media de 248 euros al día en los servicios de los que hace uso durante su estancia de dos días de media.

Pero el potencial de este sector puede verse dañado si el aeropuerto extremeño no opera. "De momento tenemos previsto un congreso para marzo y uno de los ponentes procedentes de Japón se lo está pensando ahora que sabe que no dispondrá de aeropuerto", comenta García Curto, también directora de la empresa Orexco.

De momento, los quince congresos que su negocio está organizando para este año no creen que peligren porque ya están en marcha, "puede que fallen ponentes y congresistas, pero este año están garantizados". No lo están tanto los próximos. "Estos eventos se organizan con mucha antelación y hay que presentar candidaturas previas para poder traerlos a la región, pero sin aeropuerto no podremos presentar esas candidaturas porque no podemos competir con el resto de comunidades. La primera preguntan que hace es si tenemos aeropuerto y ahora mismo no lo podemos garantizar", señala Mónica González, la gerente de Alzyra, otra empresa extremeña que se dedica principalmente a la organización de este tipo de eventos.

"Sin aeropuerto se nos hace muy complicado solicitar y organizar las actividades". Más complicado de lo que ya les parecía. "En los últimos años las conexiones han sido malas y los precios caros. Antes era difícil ajustar horarios, pero ahora ya es imposible", señala González.

Alzyra organiza entre seis y ocho congresos al año en Extremadura a los que vienen asistiendo una media de 200 o 250 personas a cada uno de ellos, la mayoría de fuera de la región. Para este año tienen previsto celebrar diez, principalmente en primavera y otoño --los meses de temporada alta para estas actividades--. "De momento todos siguen adelante, pero no tener aeropuerto significa limitar el número de asistentes que vienen de más lejos y la de los ponentes internacionales que dan prestigio a ese evento". Los ponentes "siempre viajan en avión para no perder tiempo y muchos congresistas también", precisa García Curto, que este año organizará quince congresos.

De hecho, "cuando empezó a funcionar el aeropuerto de Badajoz se notó el incremento de asistentes catalanes a los congresos que celebramos en la región", muestra de la relación entre ambos. Por eso estas empresarias ya piensan en otras posibilidades de seguir con su actividad si las negociaciones para reabrir el aeródromo no salen adelante. "Tendremos que salir fuera para crecer", señala González. "Habrá que volver a vender Extremadura como lo hacía hace 22 años cuando no existía el aeropuerto; incidiendo más en otras peculiaridades como el patrimonio, la gastronomía, la capacidad hotelera y de los palacios de congresos y recintos,... aunque la primera preguntan que nos hagan es ¿dónde está el aeropuerto más cercano?", apunta García.

El AVE es otra infraestructura rápida utilizada por el personal que acude a estos eventos profesionales. Su incidencia es clara también para este sector atendiendo solo a una experiencia: el turismo de reuniones pasó de 8 a 17 millones en Lleida cuando llegó el AVE.