El ecosistema "más perfecto del mundo" está enfermo. No tiene fuerza y es demasiado viejo para hacer frente a los retos que propone la sociedad del siglo XXI. Los suelos pobres y ácidos, la ganadería intensiva y las enfermedades propias de la edad, como la seca o el cerambix lo amenazan. Mientras, el precio de los cereales sube, pero como los pastos para alimentar al ganado son cada vez más escasos, es necesario comprar más pienso. Y las ayudas y subvenciones disminuyendo cada vez más.

Motivos suficientes, según Daniel Patón, investigador y profesor de la Universidad de Extremadura, para "sentarnos y empezar a pensar en prácticas ganaderas más extensivas y en la utilización de modelos menos agresivos". Patón se ha dedicado al estudio del ecosistema de la dehesa durante más de 10 años y sabe que los principales problemas que la amenazan se deben principalmente, a la mano del hombre.

"Hasta ahora, el ganadero tenía ayudas y subvenciones y podía intensificar, lo que ha hecho que el pastizal se degrade cada vez más", dice el investigador, que asegura que esto no ha ocurrido en otras partes del mundo como Estados Unidos o Sudamérica, done al no existir ayudas públicas, "el ganadero ha tenido que ser más cuidadoso y utilizar técnicas de pastoreo que salvan una parte del terreno para su regeneración", tal y como propone abordar el Senado mediante una ley marco.

Pero como dice Jose del Moral, investigador de Sanidad Vegetal de la Junta de Extremadura, no solo los malos usos de la ganadería tienen parte de culpa en la degradación de la dehesa. "El problema es que está envejecida y necesita regenerarse", dice convencido. Por ello aprueba absolutamente la medida impulsada por la Cámara Alta, que propone a los ganaderos acotar el 10% de la dehesa para su regeneración.

Y por el envejecimiento llegan las enfermedades como la seca o el cerambix. La primera aún no tiene cura pero la segunda, según Patón, puede evitarse utilizando las técnicas de poda adecuadas a la especie y al ecosistema, impidiendo así que el insecto que la produce tenga acceso a las heridas de poda para depositar sus larvas.

"Ante esta situación es difícil que el sistema pueda seguir siendo rentable", asegura Patón, que espera que a partir de ahora, en España se trate a la dehesa como realmente merece.