Lunes, primera hora de la mañana. Una chica joven y sola llega a las puertas de un centro de planificación familiar tras pasar un par de días angustiada después de mantener relaciones sexuales. Está nerviosa y quiere cuanto antes que le faciliten la llamada píldora del día siguiente. Esta es la situación más habitual que se vive tras los fines de semana en los centros de planificación familiar repartidos por Extremadura.

La demanda de esta pastilla, que no es un método anticonceptivo habitual, reiteran los expertos, sino una solución de urgencia hasta las 72 horas para evitar embarazos no deseados, se ha disparado en los últimos años en la región, sobre todo porque hay más información, al margen de que las relaciones sexuales se inician cada vez a una edad más temprana. Además, a esta tendencia al alza ayuda el hecho de que la píldora se dispensa de manera gratuita en estos centros (no así en las farmacias, donde se facilita con receta médica).

Baste un dato, en Extremadura los centros de planificación familiar recibieron el pasado año 4.500 pastillas poscoitales, aunque la cifra no se corresponde necesariamente con las administradas finalmente.

La información facilitada por los distintos centros de este tipo reflejan que en Mérida, en el centro ubicado en la barriada de Nueva Ciudad se dispensaron 356 en el 2003, y la demanda se ha duplicado en los últimos dos años. Esta misma situación se repite en Cáceres, donde sesenta jóvenes utilizan a la semana la píldora del día después; y en Badajoz, donde hasta agosto de este año han pasado por el centro de planificación más de 650 mujeres.

A más temprana edad

La razón fundamental de este incremento notable se debe a que "se oferta la prestación y la información es cada vez mayor", dice la doctora Azucena Llopis, responsable del centro del planificación familiar de Mérida, junto a que "cada vez la gente tiene relaciones sexuales a una edad más temprana". Tal es así, que en estos centros es cada vez más común la visita de menores de 17 años.

El perfil más común de las demandantes es el de una joven, en el 80% de los casos menores de 20 años, que acude al centro sola --apenas un tercio va acompañada por su pareja o una amiga--, y que argumenta en la mayor parte de los casos que a su pareja se le ha roto el preservativo durante la relación sexual.

Sin embargo, el trabajador social del centro emeritense, Pedro Gracia, advierte que esta mayor demanda puede llevar un riesgo añadido: "el saber que existe este método de emergencia, puede hacer bajar la tensión que puedan tener las personas ante el riesgo de embarazo".