A nivel nacional, 2,6 millones de jóvenes de entre 25 y 34 años viven con sus padres, lo que supone el 37,7% del total (unos siete millones). Esta tasa ha crecido en nueve puntos respecto a hace una década, cuando eran 1,7 millones los jóvenes españoles en esta situación.

Paralelamente, el tamaño de los hogares ha mermado en el mismo periodo. Así, hace diez años cada familia estaba formada por 3,2 personas como media, y ahora componen el núcleo familiar 2,9 personas.

Los factores por los que el joven permanece en casa de los padres son los mismos que en Extremadura: empleo y vivienda. Así, en España hay 1,3 millones de jóvenes que tienen un contrato temporal. Según el Consejo de la Juventud de España, los trabajos precarios constituyen el 70% de los empleos para los jóvenes.

En todo el país hay 175.000 jóvenes del tramo de edad analizado que conviven con sus padres pese a tener pareja e, incluso, hijos.

Al menos aparentemente, no tendría sentido la opinión de que los jóvenes prolongan su estancia en el hogar porque les es más cómodo que vivir por su cuenta. Según un estudio del Consejo de la Juventud, sólo el 6% de los que no se han emancipado alegan esta razón para quedarse.

Viéndolo desde el lado opuesto, lo cierto es que son mayoría los jóvenes de entre 25 y 34 años que viven fuera del hogar paterno. Además, en toda España se ha triplicado la cifra de jóvenes que se independizan al margen de que tengan pareja con la que convivir, puesto que los solteros de esas edades que, además, viven solos, suman casi 350.000. No obstante, es cierto que una parte de ese incremento podría deberse al aumento del número de jóvenes en esa edad.