Las confederaciones hidrográficas pueden declarar en estado de prealerta, alerta y emergencia --en ese orden de menor a mayor gravedad-- en función de las reservas disponibles en embalses, acuíferos y otros recursos naturales. Para cada caso se establecen medidas que estos organismos pueden activar para prevenir un agravamiento de la situación. Así, en caso de prealerta, es habitual emprender campañas de información y concienciación ciudadana y pequeñas limitaciones en el uso de agua para regadío. En situación de alerta, pueden reducir las dotaciones a regadíos, intensificar la vigilancia para evitar tomas ilegales y abusos, e incluso se pueden adaptar las tomas municipales a la situación de los pantanos. En caso de emergencia: puede haber restricciones y prohibiciones de uso de agua.