El mercado laboral tiene esas contradicciones. Hay parados que sueñan con dedicar su vida al deporte y, paradójicamente, las ocupaciones profesionales más difíciles de cubrir en la comunidad autónoma son las de deportista y técnico deportivo.

Sergio Pacheco Granado es una de esas personas. De pequeño siempre aspiró a poder vivir del fútbol, pero solo ha podido dedicarse a ello como aficionado y de forma totalmente altruista. Ahora, con 23 años, sus aspiraciones pasan por poder sentarse algún día en el banquillo de un equipo profesional, aunque todavía no ha comenzado su carrera por los banquillos más modestos del fútbol regional.

Tampoco cumple todos los preceptos del perfil de ocupado de larga duración. Es varón, no ronda ni de lejos los 40 años y solo lleva nueve meses sin empleo. Pero para él ese tiempo es un mundo. "Es aburridísimo. De lunes a viernes se hace larguísimo. Los fines de semana son más entretenidos", comenta.

Dejó el instituto a los 19 años, con varias asignaturas de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) pendientes, y decidido a cambiar el pupitre por el mono de trabajo. Desde entonces ha participado en diferentes campañas agrícolas en La Vera, como en la recogida de tabaco, y durante meses formó parte de esa legión de trabajadores extremeños que cada semana se traslada a Madrid para trabajar en la construcción. Cansado de la aridez de encofrar, se decidió a cambiar de sector y durante dos meses estuvo empleado en una empresa cárnica de Malpartida de Plasencia.

El pasado mes de marzo tomó la decisión de dar un giro de 180 grados a su vida y dejó de trabajar. "Quería terminar los estudios que dejé incompletos y mejorar, buscar otra profesión, porque lo que estaba haciendo no me reconfortaba", explica Sergio. Desde entonces ha logrado finalizar la Enseñanza Secundaria y ha tenido opciones de volver al tajo , en la agricultura, en la construcción o como empleado en una cooperativa de pimentón, pero sigue empeñado en que su futuro laboral debe ser algo mejor.

Guardia de seguridad

Sergio está realizando ahora un curso de guardia de seguridad. "En el Sexpe (Servicio Extremeño de Empleo) hay pocas ofertas de trabajo y me he tenido que buscar por mi cuenta cómo mejorar mi formación", cuenta desde el sofá de su casa, consciente de que por su mente no pasa comenzar a trabajar hasta al menos febrero --"cuando obtenga el carnet de guardia de seguridad"-- y mientras ve en la televisión el resumen de los goles del Campeonato de Liga de Primera División, una cima a la que aún sueña llegar aunque ya no sea como futbolista sino como entrenador profesional.