En el Reino Unido, la inflación durante diciembre se situó en el 2,1% por tercer mes consecutivo, según los datos oficiales publicados ayer. La cifra es ligeramente superior al 2% que había marcado el Banco de Inglaterra. Los británicos han notado en los últimos meses un encarecimiento notable de los alimentos y las bebidas no alcohólicas. Productos habituales en la cesta de la compra, como coliflores, tomates, cebollas, repollos, azúcar, pan, cereales o chocolate, al igual que el calzado y la ropa, son los más afectados por la subida. El índice de precios minoristas, que en el Reino Unido se emplea para fijar los aumentos de salarios, pensiones, impuestos municipales y pagos hipotecarios, se situó en un 4%, tres décimas por debajo del de noviembre. El Comité de Política Monetaria podría recortar el próximo mes el 5,5 % actual de los tipos de interés, ante la ralentización de la economía. Los expertos opinan que la economía, aunque afectada por la subida del petróleo y la gran bajada de la libra esterlina, resiste la corriente inflacionista y es uno de los países que mejor controla el IPC.