Dolores de cabeza, visión borrosa, contracturas cervicales, incapacidad para enfocar cuando se mira de lejos, tendinitis en los dedos, síndromes vertiginosos... son solo algunas de las dolencias que, cada vez más, vienen provocadas por el abuso del teléfono móvil. La utilización constante del smartphone (subir fotos a las redes sociales, contestar mensajes de Whatsapp, escuchar música, comprar por internet...) tiene consecuencias negativas en la salud. Son lesiones en el sistema músculo-esquelético y también en la vista y el oído. Además de las huellas psicológicas. Los especialistas advierten de que cada vez estamos más encorvados, más sordos, más miopes y más enganchados. Y buena parte de la culpa la tiene el teléfono móvil.

Un solo dato evidencia la realidad: el 94% de la población vive permanentemente conectada y consulta el terminal unas 150 veces al día.

LA REALIDAD EN LA REGIÓN / Profesionales extremeños consultados alertan de que las dolencias de este tipo se han incrementado, sobre todo, en los dos últimos años. Y que los adolescentes (también los niños, aunque en menor porcentaje) son las principales víctimas de estos nuevos hábitos.

Lo explica, por ejemplo, la vicepresidenta del Colegio de Fisioterapeutas de Extremadura, María Eugenia Sánchez: «Lo curioso es que los pacientes no son conscientes de que la molestia o el dolor que tienen está provocado por ese abuso del móvil. Uno de los problemas más comunes es la tendinitis de Quervain (problemas en el primer dedo), ocasionada por utilizar de manera rápida el pulgar. Es un movimiento corto que sobrecarga la musculatura».

Sánchez también pone el foco en los problemas de visión: «Mantener la vista en una determinada dirección durante tanto tiempo sobrecarga la musculatura propia del ojo, además de generar problemas en las cervicales». ¿Consejos para evitar las lesiones? «Obviamente lo primero es hacer un uso razonable del dispositivo. Después, a nuestros pacientes le damos una serie de pautas de higiene postural, como por ejemplo evitar tener la cabeza agachada tanto tiempo mirando el móvil porque supone una presión en el cuello. Se debe estar con la espalda apoyada».

Las secuelas para la vista de pasar horas y horas frente a la pantalla de un ordenador, una tableta o un teléfono son, entre otras, fatiga ocular o astenopía, cuyos síntomas suelen ser irritación ocular, escozor, lagrimeo, sensación de arenilla, visión borrosa y también el ojo seco.

miopía provocada / Desde la óptica Opticalia, en Cáceres, la especialista Vanesa Valdivia coincide en que en los dos últimos años han creciendo las consultas por lesiones causadas por el smartphone y que, efectivamente, los adolescentes son quienes más sufren estas consecuencias. «El problema básico es que los chicos están demasiado tiempo mirando solo de cerca, en este caso la pantalla del teléfono, de manera que el ojo pierde la capacidad de mirar de lejos. Cuando, por ejemplo, levantan la cabeza hacia la pizarra en clase o hacia la televisión en casa, se dan cuenta de que ven borroso, porque no son capaces de enfocar. Es una miopía provocada», subraya. «De hecho -continua-, ya existen lentes especiales para ayudar al músculo del ojo a hacer este ejercicio, porque ha perdido la capacidad de realizarlo por sí mismo».

El hábito de escuchar música con auriculares ha disparado también los problemas auditivos y ha llevado incluso a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a proponer a las compañías tecnológicas que incluyan en sus diseños niveles seguros de audición. La OMS sitúa en 65 decibelios el umbral tolerable para las personas y cita como niveles de sonido perjudiciales estar expuestos a 85 decibelios durante más de 8 horas o a 100 decibelios durante 15 minutos. Los especialistas recomiendan la regla 60/60: no exceder del 60% del volumen máximo durante más de 60 minutos.

PREOCUPACIÓN de los padres / El abuso del smartphone se ha convertido en una de las preocupaciones más comunes de padres de adolescentes que, igualmente, acuden a las consultas de los psicólogos porque no saben qué hacer o cómo actuar para que sus hijos lleven a cabo una utilización responsable y razonable del dispositivo y, en consecuencia, de las redes sociales.

Pero lo cierto es que, aunque ya se hable de nuevas adicciones y haya casos concretos que necesitan tratamiento (terapia), los especialistas recuerdan que para definir la dependencia del móvil como tal «debe existir agresividad o ansiedad ante la privación». Un uso intensivo del móvil, aunque no es aconsejable, no convierte directamente a la persona en adicta.