En sólo una década (entre 1990 y el 2000) el suelo urbanizado en Extremadura ha aumentado más de un 23%. Esta cifra es especialmente significativa si se tiene en cuenta que en ese mismo periodo la población regional decreció ligeramente, lo que supone que el crecimiento de las urbes avanza a un ritmo muy superior al que marca la demografía autonómica.

Esta es una de las conclusiones que se desprenden del proyecto europeo Corine Land Cover , impulsado por la Unión Europea y desarrollado en España por el Instituto Geográfico Nacional. Aunque aún no se han desagregado todos los datos (los técnicos trabajan en ellos desde el 2000), este completo mapa cartográfico revela que en España se han perdido en ese periodo nada menos que 240.000 hectáreas de bosque, una superficie equivalente a toda la provincia de Avila.

Sin embargo, y a falta de conocer más datos concretos sobre Extremadura incluidos en el Corine Land Cover , no parece que la región haya perdido entre 1990 y el 2000 demasiada masa forestal o agrícola pese a que ha ganado en esos años más de 12.000 hectáreas de suelo urbanizado. En este sentido, los servicios de estadística de la propia Junta de Extremadura señalan, a partir de datos del Ministerio de Agricultura, que entre 1997 y el año 2000 la comunidad ganó 11.300 hectáreas de superficie, al pasar de los 4,159 millones de hectáreas del 97 a los 4,171 millones del 2000.

DISTRIBUCION DEL SUELO Según los últimos datos ofrecidos por el Ejecutivo regional, a través del proyecto del Plan Forestal, actualmente el 68% del territorio extremeño corresponde a masa forestal, algo más del 30% es terreno agrícola y únicamente el 1,6% pertenece a embalses y zonas urbanas.

Pese a todo, el informe europeo --que supone en la práctica la actualización del mapa cartográfico que ya se llevó a cabo en 1990-- sí deja claro que en la comunidad se está registrando un desarrollo asimétrico, en el que los municipios crecen mucho más que la población. De hecho, si se analizan los datos de todas las comunidades sólo Castilla y León presenta unos parámetros similares, con una reducción de población del 3,5% y un crecimiento urbano del 36,5%.

Asimismo, llama la atención el hecho de que este estudio, realizado por satélite y con una precisión casi milimétrica, sitúe en la comunidad extremeña un aumento de suelo urbano del 23,4% cuando el número oficial de viviendas (el que ofrecen las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística) sólo ha crecido un 21%. Esto se debe, entre otras cosas, a las urbanizaciones ilegales que se realizan en muchos municipios al margen de lo contemplado en los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) correspondientes.

PISOS FANTASMA Con esos datos sobre la mesa, en la región se podrían haber construido en esa década en torno a 3.000 viviendas al margen de los planes municipales, con los problemas que eso conlleva.

A este respecto los responsables del estudio no dejan lugar a dudas puesto que, señalan algunos de sus responsables, "si el satélite ve una casa es que está ahí, existe", por lo que se acaba con la discrepancia de los datos de las administraciones.

Por otra parte, el informe también viene a confirmar el desmesurado crecimiento urbanístico de determinadas zonas españolas de costa. Así, en sólo diez años comunidades autónomas como Murcia, Valencia e Islas Baleares han urbanizado casi la mitad de lo que habían construido a lo largo de toda su historia. Algo parecido ocurre en Navarra y Madrid, que también presentan guarismos espectaculares. Por el contrario, las zonas más controladas son Andalucía, Cataluña, País Vasco y Cantabria.