Más de 5.300 discapacitados tienen un puesto de trabajo en Extremadura. Esta es la buena noticia. La mala es que al menos otros 3.860 están inscritos en el Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe) como demandantes de empleo, con lo que la tasa de paro en este colectivo supera el 42%, el doble de la que se registra a nivel general en la región Los datos los facilita la Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos de España (Cocemfe). Jesús Gumiel, su presidente en Extremadura, asegura que, además, "puede haber 500 o 600 personas más que tienen alguna discapacidad y buscan empleo, pero no lo dicen. Se trata fundamentalmente de personas con enfermedades no visibles, como problemas cardiacos o patologías intestinales o que sufren problemas físicos leves".

Según un estudio hecho público recientemente por el Observatorio Ocupacional del Inem, en el año 2007 se formalizaron en Extremadura 5.246 contratos a discapacitados. Apenas cinco años antes, en el 2002, la cifra no alcanzaba la mitad (1.978), con lo que el incremento ha sido del 165%. "Ahora los empresarios no rechazan a las personas con discapacidad simplemente por tenerla, creen más en sus posibilidades. Valoran su potencial como trabajador, no lo ven como alguien enfermo", dice Jesús Gumiel, para quien la mejor ayuda no ha sido otra que la paulatina incorporación de este colectivo al mercado laboral. "Se han ido dando cuenta de que la discapacidad es compatible con muchos trabajos", arguye. Igualmente, cree que también ha influido positivamente el que se esté acabando con "el paternalismo mal entendido. Intentar que los hijos con discapacidad cobren una pensión y punto. Aquí no hay espíritu de superación ni de lucha. Es algo que poco a poco se va superando".

En esta misma línea, el informe del Inem hace hincapié en que el aumento en la demanda de empleo dentro de este colectivo durante los últimos años se ha visto contrastada con un auge similar de la contratación y con una mejora en la calidad de esta (más contratos indefinidos y menor rotación). Así, entre los demandantes de empleo "destaca el aumento de las personas que no habían trabajado nunca, pudiendo proceder estas de la población inactiva, las cuales se verían animadas a incorporarse a la búsqueda de empleo". En Cocemfe se pronuncian en esta misma línea: "Los discapacitados ven ahora mayores posibilidades de integrarse, siendo más proclives también a manifestar su discapacidad", dice Gumiel.

A nivel nacional, el estudio del Inem resalta que la actividad con mayor presencia en los contratos a discapacitados es la que recoge, entre otros, los apartados de actividades sanitarias y veterinarias, servicios sociales y Administración pública. "Lo más habitual es que ocupen puestos de administrativo, contable, informatica,... empleos en los que, si hay una buena formación, los discapacitados pueden ofrecer una competencia fuerte con el resto de trabajadores, ya que cuentan con la ventaja adicional de que su contratación está subvencionada", cuenta el presidente de Cocemfe en Extremadura. A su juicio, estas ayudas son fundamentales: "Incluso sería preciso que los contratos estuviesen más bonificados. Si no existe una diferencia fuerte con el resto, la cosa se queda parada. Para los discapacitados resulta bastante más complicado encontrar trabajo".

PEOR EN EL MEDIO RURAL Es en el medio rural donde las personas con discapacidad encuentran mayores dificultades de inserción, principalmente por los problemas de accesibilidad en los centros de formación o en el transporte interurbano. "A lo mejor encuentran un trabajo a solo 20 kilómetros de su localidad pero no tienen cómo moverse", incide este responsable de Cocemfe, que añade que faltan coches adaptados en las autoescuelas extremeñas. "Solo hay en Cáceres y en Badajoz. Propusimos a la Asociación Extremeña de Autoescuelas intentar conseguir tres o cuatro vehículos de una forma gratuita o semigratuita para que los rotasen en el medio rural, pero no quieren saber nada del tema. Ahora, lo vamos a intentar con autoescuelas comarcales".

Otra de las mayores dificultades para la integración de este colectivo en el mercado laboral es el material ortoprotésico. "Hay que actualizar el catálogo de prótesis", asegura Gumiel, ya que, argumenta, las que se proporcionan ahora "no son de última generación", por lo que tienen un peso mayor y menos movilidad, lo que dificulta que se trabaje normalmente con ellas.