Ni el sueldo que se ganaron, ni el gasoil que se vieron obligados a pagar, ni las comidas que tuvieron que hacer fuera de casa. Nada. Es más, quieren cobrarles hasta el desgaste de las herramientas que estuvieron utilizando. Oscar, Elías, Alejandro, José Antonio y Francisco, todos de Cañamero, estuvieron trabajando durante dos meses para la constructora Novaestirpe, subcontratada, a su vez, por Huso 29. Denuncian que a ellos, y a otra decena de empleados, les echaron a la calle el 19 de diciembre sin previo aviso y, lo que es más grave aun, sin recibir un solo duro por todo el tiempo que estuvieron trabajando en sus obras.

Para el despido no hubo razones --"nos dijeron simplemente que estábamos en la calle", cuenta Alejandro Gonzalvo--. Y para no pagarles solo se les dijo "que no había perras, que nos lo irían dando de poco en poco..., pero aquí no ha aparecido nada".

Estuvieron en obras en Romangordo, Herguijuela y Trujillo, trabajando a veces a 130 kilómetros de sus casas, "Salíamos a la siete de la mañana y no llegábamos hasta las siete o las ocho de la tarde", indica Elías Trejo, uno de los que se turnaban para llevar el coche. En total, han tenido que pagar de su bolsillo 1.400 euros de gasoil. Trejo añade que una semana antes del despido les dieron ya de baja en la Seguridad Social. "No nos lo dijeron. Si en ese momento tenemos un accidente, ¿qué pasa?". La situación ha llegado a rozar el esperpento: "No nos dieron ni uniforme, ni siquiera una simple bota, pero es que ahora nos quieren cobrar el desgaste de las herramientas".

Con este panorama, las vacaciones de Navidad no han sido fáciles para ninguno de los cinco miembros de esta cuadrilla. "Hay compañeros míos que ni tienen paro ni nada. A ver de dónde comen ellos ahora", lamenta Alejandro. En su caso tiene que afrontar el pago de una hipoteca "únicamente con el sueldo de mi mujer, y con eso no nos llega". Ella trabaja en el restaurante familiar. "Gracias a dios ellos nos ayudan algo. Pero claro, no hay para comer. Me cortaron la luz y todo, y pueden quitarme hasta la casa".

Con 39 años, 17 de ellos trabajando en la construcción, esta es la primera vez que Francisco Paz vive una situación de este tipo. ¿Las Navidades?, "mal "pidiendo dinero a toda la gente, a mis hermanos, a mi madre...". Casado y con dos hijos, explica que "las letras del banco siguen llegando, y solo tenemos los 413 euros de ayudas que cobra mi mujer".

Ahora el asunto está en manos del sindicato CCOO, pero todos ellos ven la solución complicada. "Se tiran la pelota de una empresa a otra y a nosotros no nos dicen nada", señala Alejandro. Y encontrar otro empleo tampoco va a ser mucho más fácil. "Es complicado encontrar trabajo, no solo en la construcción, en cualquier cosa. Estamos viendo a ver si tenemos suerte, pero todo está muy difícil", resume Elías.