Viajar en camello en Extremadura es posible. Con esta denominación se conoce en el argot ferroviario a los automotores que operan en las líneas regionales extremeñas y en algunos servicios con Madrid. Trenes con más de 25 años de servicio que claman por su jubilación y que son parte de la asignatura pendiente que Renfe tiene en la comunidad.

Al problema de la baja rentabilidad de determinadas líneas se une una política comercial puesta en entredicho, sobre todo por la necesidad de adaptación de los horarios a las necesidades de los usuarios y la mejora del material para reducir el tiempo de viaje. "Con estas condiciones, no sólo es necesario un plan de inversiones sino un proyecto global que modernice el tren y le haga competitivo frente a otros medios de transportes", señalan desde Comisiones Obreras.

El tren en Extremadura ofrece numerosas singularidades. En trayectos regionales, cuya principal ocupación se da en fines de semana con los estudiantes, no se presta servicios de restauración o cafetería. Su velocidad máxima podría rondar los 120 kilómetros por hora pero las velocidades medias varían entre los 60 y 71 kilómetros por hora. En ese sentido, la conservación de la vía es un factor a tener en cuenta y cuando hay que renovar la flota se recurre al material de otras líneas.

EL MAPA EXTREMEÑO

En lo que se refiere a Grandes líneas , el que mejores resultados ofrece es el tren que enlaza Badajoz con Barcelona por Madrid. Una locomotora Talgo fabricada a inicios de los 80 y que con una composición del tipo Talgo pendular consigue una velocidad media de 90 kilómetros/hora cuando podría llegar a alcanzar los 160. Esta línea tiene una buena ocupación todo el año y ofrece cafetería, restaurante, magafonía y vídeo.

Si la idea es ir a Barcelona por Alcázar de San Juan, la oferta pasa por las locomotoras 333.1 fabricadas en 1974 y reformadas 20 años después. No hay opción de café o ver una película. Pero hay otras ofertas con el mismo tipo de locomotora. Un viaje entre Cáceres y Madrid se hace en sólo cinco horas. Entre las causas, el rodeo que hay que realizar para entrar y salir de Plasencia por la misma vía. Una operación en la que se tarda una hora de nada. Los vehículos en los que se puede viajar pertenecen a la primera generación del Talgo III , fabricados en el año 1964.

Los mercancías tampoco se salvan de las limitaciones, sobre todo de velocidad (50 kilómetros por hora). Este servicio se presta con máquina fabricadas a mediados de los 70 que pueden llegar a hacer los 180 kilómetros entre Cabeza del Buey y Badajoz en 3 horas y 20 minutos. Condiciones que ofrecen pocas garantías a potenciales usuarios. Un futuro poco alentador ante un mercado en el que empieza a primar la alta velocidad.