El medio millón de euros que cuesta al Ayuntamiento de Cáceres los actos vandálicos o los 100.000 euros que supone para el consistorio de Plasencia es solo dinero para un ayuntamiento, pero para los vecinos que los sufren es, en ocasiones, más que un problema que genera malestar y disputas a veces entre los propios residentes. Ruidos, destrozos en el mobiliario urbano, suciedad, robos y otros delitos,... conviven de cerca con los ciudadanos en diversas zonas.

Concretamente, tres de cada diez hogares extremeños sufren delincuencia, vandalismo y ruidos; o lo que es lo mismo, 48.400 familias dicen tener problemas de inseguridad y 68.534, de ruidos. Son conclusiones de la Encuesta de Condiciones de Vida 2009, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, que muestra el 68% de los hogares --más de 260.000-- no padecen ningún tipo de inconveniente.

Mientras el 7,9% de las viviendas extremeñas reconocieron sufrir problemas de vandalismo y delincuencia durante el 2008, el año pasado --últimos datos conocidos-- fueron el 12,5% de los hogares. "La gente está ahora más preocupada porque los problemas están creciendo y eso se nota en las calles: se encuentran más focos de distribución de droga, crece el número de robos y de chavales que vagan por las calles haciendo gamberradas, pero a los vecinos les preocupan más los problemas de convivencia que de seguridad, sobre todo en las áreas periféricas", señala el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cáceres, David Barcenilla.

Y es que la crisis parece estar detrás del incremento de la inseguridad, pese a bajar la delincuencia en general en el último año, según destacó el jefe Superior de la Policía en Extremadura hace unas semanas. Aunque durante el 2009, lo cierto es que se iniciaron 4.551 diligencias más que un año antes, lo que corresponde a un 5,8% más de procesos incoados --79.611 en total--. Son 75 procesos penales abiertos por cada 1.000 habitantes frente a los 71 del 2008.

LAS CLAVES La época de dificultad económica es clave en el aumento de un 5% de estos problemas en los hogares para el sociólogo Artemio Baigorri. "Es una consecuencia automática de la crisis", argumenta mientras precisa que la delincuencia suele ser debida a las carencias materiales y el vandalismo, asociado al ocio juvenil, puede verse incrementado por la falta de control policial, el fomento del individualismo y la mercantilización de la educación. "La enseñanza se basa en el mercado y ésta en la lucha de todos contra todos. Nos enseñan a potenciar nuestros intereses individuales y no colectivos, y eso estar detrás del desapego a los bienes y espacios comunes", destaca.

Por su parte, el sociólogo Domingo Barbolla sostiene la falta de oportunidades laborales y la elevada tasa de fracaso escolar en Extremadura (en torno al 30%) como la expresión de la frustración que lleva a los jóvenes extremeños, que son los que más tiempo ocupan las calles, a cometer actos vandálicos sobre todo en las zonas más extrarradio de las ciudades y municipios.

Por la mismas circunstancias se siguen sin sentir los bienes y espacios comunes como propios. "Parece fácil entender lo público cuando te socializas en un entorno que te da posibilidades; pero no tanto si no te sientes compensado o apoyado. Necesitamos estar en un espacio protegido y en época de crisis no se anda muy feliz por la vida", explica.

MUCHO RUIDO Y POCA LUZ A pesar de ser una de las regiones más silenciosas, el mayor problema que acucian los extremeños es el ruido. El 17% de los hogares sufre el alboroto producido por los propios vecinos o de la calle. Como el vandalismo, crece también hasta casi un 10% los hogares que sufren contaminación u otros problemas ambientales y un 7% dispone de luz natural insuficiente en alguna habitación de su hogar, tres puntos más que un año antes, lo que sitúa a la región a la cabeza del país en cuanto a la escasez de luz del día.

Dentro del vecindario, el daño a las instalaciones públicas es el principal problema que dicen tener los vecinos. Más del 10% de los hogares extremeños acusan este tipo de acciones de forma frecuente o muy frecuente y un 10% a veces. La suciedad de las barriadas supone un problema habitual para el 28% de los hogares.

"Los vecinos somos los que mejor sabemos lo que pasa a la vuelta de la esquina", asegura el presidente de la federación cacereña de vecinos, por eso reclama que los colectivos vecinales tengan más presencia en las juntas de seguridad y que las decisiones que a ellos les afecten en este sentido no se tomen a sus espaldas. También pide que se distribuyan bien la vigilancia, más cercanía de los gobiernos y que hagan caso a las constantes denuncias que realizan. "Hace año y medio que pedimos que se repusiera una bombilla rota en una zona infantil de La Cañada y aún estamos esperando", señala David Barcenilla.

En el resto del país, según la encuesta del INE, la Comunidad de Madrid presenta el mayor porcentaje de hogares con problemas de delincuencia o vandalismo en su zona de residencia, el 23,2%, detrás de Ceuta y Melilla, con un 25,6%. La siguen la comunidad catalana (21,7%) y la andaluza (18,6%). Con los porcentajes más bajos se encuentran las autonomías de Asturias (6,1%); Navarra (6,5%) y Aragón (9,5%). En cuanto a la contaminación y otros problemas ambientales, siguen liderando Madrid y Cataluña, con más del 16%; mientras los hogares que más sufren los ruidos son los valencianos y baleares, que superan el 26% de afectados.