Más calor y menos lluvias. Es la tónica general del cambio climático, que parece que también se instalará en la región. Según las previsiones que maneja en estos momentos la Junta de Extremadura, las temperaturas medias podrían subir en la comunidad entre uno y tres grados anuales hasta el 2070, mientras que las precipitaciones descenderán entre 40 y 50 litros en el mismo periodo.

Así lo señaló ayer la directora general de Evaluación y Calidad Ambiental de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, María Pérez, en la presentación del Mapa de Impactos del Cambio Climático en Extremadura, que recoge los principales efectos que estas variaciones podrían ocasionar en los sectores clave para la economía extremeña, como el agrícola, el ganadero, el energético o el sanitario.

Según explicó Pérez, "se prevé un calentamiento generalizado en todo el territorio extremeño" que además sería "más vigoroso" si se produjera un aumento continuo de la población, un desarrollo económico de orientación principalmente regional --en lugar de hacia la protección ambiental y la equidad social-- y un cambio tecnológico lento. En el primer cuarto de siglo, entre los años 2011 y 2014, el calentamiento será de mayor embergadura que entre el 2041 y el 2070. Ante este aumento, las zonas montañosas del norte de Cáceres son las que permanecerían más frescas, mientras que los extremos oriental y occidental de la provincia de Badajoz, se configurarían como los más calurosos.

Con respecto a las precipitaciones, Pérez destacó que las zonas en las que se registrarán mayores reducciones se sitúan en el Valle del Jerte, Sierra de Gata y Las Villuercas, zonas que ahora reciben una intensa precipitación. Tal vez por ello el informe recoge que "serán especialmente relevantes las variaciones en la distribución temporal de las precipitaciones", y refleja que a partir de ahora, "Extremadura tiene que adaptarse a los cambios proyectados en los escenarios climáticos".